PROBLEMAS SOCIALES Y PROCESO ELECTORAL
Lo que mayor preocupación genera es el estado de confusión generalizada sobre los meses próximos. Orlando Delgado Selley
Cada quien tiene sus preocupaciones y prioridades, y la de Quirino Ordaz es "la caja fantasma" del Oxxo. Esa que siempre está vacía. Lo dijo en twitter el día de la Candelaria. Con todo y saber de lo poco prometedor de estos tiempos de estancamiento económico y con el Jesús en la boca ante la amenaza de otra fuerte sacudida a la economía mundial, según confesión de Agustín Carstens, gobernador del Banco de México, muchos ciudadanos esperaban que el precandidato oficial a gobernador del estado, dijera algo sobre la creciente desigualdad social que ahoga a los más pobres y los condena irremediablemente a la exclusión social.
Esperamos que si las necesidades de la inmensa mayoría de los sinaloenses han estado fuera del horizonte de su visión, ahora ocupen un rincón de su campo visual. Pues de no ser así, y si los resultados electorales llevan a Quirino a la gubernatura, ¿qué suerte le espera a ese 99 por ciento de la sociedad? Mientras le cuadran un discurso de consumo electoral a Quirino y a los otros enamorados del poder, la sociedad busca enfrentar los problemas que son inaplazables.
Los maestros resisten ahora la segunda campaña en su contra desde Los Pinos y la SEP. Se pretende condenar de antemano a quienes no han querido evaluarse y a quienes serán convocados por primera vez. La campaña implica las amenazas de volver el problema un asunto de policía. Los profes son el sector de trabajadores que mejor enfrentan la situación ahora, seguidos por telefonistas, comunidades indígenas de varios estados, estudiantes, familiares con desaparecidos y organismos sociales que los apoyan. Ellos son la vanguardia de las inquietudes sociales en el País.
En este renglón de los derechos humanos, donde la búsqueda de los desaparecidos es el punto central ahora, hay una acción continua, interminable. Las actividades de estos días son la huella de las congojas y dolores de miles de familiares que padecen la desaparición de un ser querido. En ese caminar, se ha ido hasta Los Mochis, para ver lo actuado y lo que falte por hacer en el caso de cuatro culichis que desaparecieron el 23 de diciembre pasado, luego de ser detenidos por elementos de la policía preventiva de Ahome.
Hubo reunión con funcionarios de la PGR y la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, y las efemérides nos llevaron a la plaza pública el día 26 pasado por el Caso de los 43 de Ayotzinapa y el 27 reclamando justicia por el homicidio de Jorge Aguirre. Las búsquedas continuarán en estos días, mientras se prepara con familiares de reciente ingreso la formación de los nuevos expedientes y las aportaciones de material genético para el banco nacional y local de datos.
A como marchan las cosas y con la ausente sensibilidad social, no parece que la agenda electoral contemple los problemas económicos más sentidos, ni los aspectos que la vida democrática pone como condición para que las Instituciones actúen a favor del pueblo. Esto impone la necesidad de que la sociedad proponga agenda en este torbellino electoral y obligue a los candidatos a dejar de lado las poses teatrales, el discurso sin propuestas ni compromisos, las frases y consignas cuya utilidad no va más allá del día de las elecciones. Problemas y propuestas de solución sobran en cada uno de los estratos sociales activos o inactivos de Sinaloa.
Para entrar en el tema, bien vale la pena poner por delante la desigualdad social y exigirle a los candidatos compromisos concretos ante ese monstruo que condena a la mayoría a la miseria, mientras una élite que se empequeñece cada día detenta las riquezas y los beneficios del desarrollo. La desigualdad nos lleva de la mano al desempleo, los bajos ingresos, a los sin casa, a la falta de oportunidades para los jóvenes.
Sin desviar el camino, ese marco nos pondría en el campo de la seguridad, imponiendo una preocupada visión sobre la prevención del delito, la procuración y la administración de justicia. Esa gran deuda del Estado en esta materia no puede quedar en la mirada tímida y callada de los ciudadanos agraviados que no tienen voz, debe tomar cuerpo en los inciertos diálogos que puedan generarse. Esta campaña electoral no puede ser de candidatos distantes y frívolos, sino de acercamiento a los ciudadanos bajo compromisos concretos. Hacia allá hay que empujar la carreta y nuestras inquietudes. Quieren votos los candidatos, queremos agenda y compromisos los ciudadanos. Vale.