La fe burlada
Con el respeto que me merecen todos, particularmente quienes profesan la fe católica, en apego a la verdad debo cuestionar las insultantes complicidades en que han incurrido jerarcas de esta religión.
Nada o muy poco se ha hecho incluso en delitos que son del dominio público, denunciados una y otra vez ante los tribunales y los medios de comunicación.
Me indigna que el Papa Francisco visite México y pose sonriente junto al arzobispo primado Norberto Rivera Carrera, quien ha sido señalado en múltiples ocasiones como protector de curas pederastas.
Agregue usted a lo anterior el expediente religioso que relata cómo Rivera Carrera cometió la infamia de expulsar al sacerdote que formalizó la primer boda religiosa de Angélica Rivera Hurtado; toda una burda faramalla tejida para invalidar ese matrimonio y liberar a la “Gaviota” para que pudiera casarse, con la bendición eclesiástica, con el hoy presidente de la república.
Sátrapas desvergonzados, los que operaron y los que lo toleran.
Decenas de personas que fueron abusadas siendo niños han presentado denuncias en contra de sacerdotes mexicanos tanto en nuestro país como en Estados Unidos, con una constante que de ninguna manera puede ignorar El Vaticano: el arzobispo Norberto Rivera protegió, una y otra vez, a los curas que abusaron sexualmente de niños seminaristas y feligreses.
En el vecino país del norte, los tribunales han dictaminado la culpabilidad de los acusados; la Iglesia ha cubierto indemnizaciones millonarias, por arriba y por debajo de la mesa. En México, las denuncias contra los mismos y contra otros religiosos violadores están en la “congeladora”.
Sabemos que los políticos operan muchas veces así, y que lo seguirán haciendo porque la ley y el ridículo les importan un soberano cacahuate.
Pero que la Iglesia lo haga resulta más indignante, porque es promotora de los buenos valores, de la verdad y la honradez.
El Papa Francisco debe actuar contra el arzobispo primado mexicano, un protector de pederastas sistemático, y contra otros jerarcas evidenciados en la ilegalidad.
No cumplir con esa responsabilidad lo tiene en el mismo nivel que los que hasta ahora protege.
PELEA ENTRE TRES
Diversas encuestas realizadas muestran que la contienda por la gubernatura será entre tres aspirantes, el priísta Quirino Ordaz Coppel, el que resulte de la alianza entre el PAN y el PAS, y el candidato independiente Francisco Cuauhtémoc Frías Castro.
Habiendo partido casi de cero y sin tener partido político que lo respalde, el doctor Frías aparece en los estudios de opinión con una intención de voto que se mueve entre los quince y poco más de veinte puntos porcentuales.
Acudimos este fin de semana con la familia para respaldar con nuestras firmas la posibilidad de que Frías Castro sea candidato formal, y nos encontramos al aspirante en el módulo del comité de precampaña; nos comentó que superan ya fácilmente las 30 mil firmas recabadas, sin contabilizar las que se tienen en un importante número de módulos a lo largo y ancho de la entidad.
Frías Castro se manifestó muy contento por la respuesta que encuentra en sus recorridos para la recolección de los apoyos de la ciudadanía.
El columnista le expresó que un importante número de sinaloenses está cansado de que los partidos políticos actúen más preocupados por proteger a sus gobiernos que por atender las necesidades de la gente, ante lo que Frías comentó que “hay sin duda en el pueblo un descontento creciente; muchos no se sienten representados ni atendidos. Me dicen que los partidos les dieron la espalda, y que les darán una respuesta clara en la elección” del próximo 5 de junio.
Apenas comienza el proceso, pero la opción independiente mete ruido al aparecer con una intención de voto mayor a la que sus contendientes esperaban.