Sinaloa requiere una real y efectiva democracia
Los procesos electorales que los mexicanos hemos definido llevar a la práctica para seleccionar a una buena parte de nuestros funcionarios públicos, deberían ser una gran oportunidad para que la democracia se convierta en una realidad, algo que los ciudadanos no hemos podido convertir en una práctica común. Este próximo 5 de junio, los sinaloenses elegiremos a través de nuestro voto al próximo gobernador, presidentes de los 18 municipios, 40 diputados que conformarán la LXII Legislatura y los cabildos de cada municipio. Sin duda alguna, esta coyuntura electoral que se avecina es una buena oportunidad de que Sinaloa tenga una real y efectiva democracia. Para lograr lo anterior, es obligado ser parte y promover el dialogo, la deliberación y el entendimiento con los grupos sociales que conforman el tejido social, incluyendo claro está a las fuerzas políticas que actúan en nuestro estado, para que en el marco de este ejercicio democrático encontremos las mejores soluciones a los problemas que nos aquejan como sociedad. Además se requiere impulsar procedimientos y medios para que la opinión de los ciudadanos influya en la toma de decisiones, buscando siempre que la democracia no sólo enaltezca el debate público entre la pluralidad sino que también sea un sistema que procese resultados expeditos a los problemas urgentes de los hombres y las mujeres de Sinaloa. Esta actitud debemos convertirla en una práctica común, permanente y sistemática. Por ello, soy un convencido de impulsar la democracia como un concepto que no se agota en los procesos de elección de los representantes populares en el gobierno o en el ejercicio del poder público; para nosotros –como lo marca la constitución- es una forma de vida que se traduce en una participación activa y sistemática de las mayorías en las decisiones que transforman la estructura social, y en la cual las minorías gozan de los derechos de representación y organización necesarios para defender sus ideas y el contenido y el valor de tales determinaciones. En este sentido, considero que la democracia participativa debe ir más allá de la recuperación, por parte del pueblo, de su posibilidad de influir en la toma de decisiones; en realidad, se trata de un concepto en permanente transformación que debe asumirse, como sistema de vida incluyente y corresponsable, lo cual genere mayores oportunidades en lo político, en lo social, en lo económico y en lo cultural, lo cual sin duda alguna contribuirá a consolidar la democracia en Sinaloa. Por el contrario no contar con una real y efectiva democracia, lleva los pueblos a vivir en el autoritarismo y la ingobernabilidad, generando escenarios de alta desigualdad social y de incertidumbre, signados por la desconfianza en las instituciones públicas y el sistema político. La desconfianza es una reacción ciudadana frente al mal funcionamiento, la manipulación y el engaño de partidos políticos y la clase gobernante. En México teneos una encuesta muy aleccionadora de lo que se marca en líneas arriba, todas las encuestas nacionales y de más alcance territorial, acerca de la confianza que los mexicanos tienen sobre los partidos políticos, ubican a este tipo de organismos en el último lugar de confianza y credibilidad. Esta realidad que vive nuestra entidad implica que es una prioridad que trabajemos entre la población en busca de la cohesión social, es decir, una gobernabilidad que se comprometa a impulsar una política que ponga en el centro la solución de los múltiples problemas que aquejan a nuestra población, por ello se convierte en una necesidad trabajar por alcanzar un verdadero cambio que conduzca a una gobernabilidad basada en la certidumbre de la ciudadanía, que edifique relaciones de confianza entre gobierno y gobernados, es decir, consensos entre los actores. De ahí entonces que el reto es construir sólidas relaciones que construyan una consistente sinergia de servicio que priorice un desarrollo humano entre todas las organizaciones e instituciones de la sociedad civil, política y social. En el marco de estas reflexiones, es que se convierte en una necesidad la participación cívica y la gobernabilidad democrática, entendida esta como el impulso del mayor de las interacciones de los grupos sociales conformados por ciudadanas y ciudadanos con diferentes intereses, y estos a su vez tener la mayor comunicación y coordinación con las instancias ubicadas en los diferentes niveles de gobierno. En palabras más elementales, establecer compromisos mutuos por vivir en una gobernabilidad democrática. Lograr lo anterior no es fácil, sobre todo cuando por años estamos acostumbrados a vivir procesos electorales muy cuestionados, caracterizados por una desconfianza total a la validez del sufragio que emitimos en las urnas. Es por ello, que en septiembre del año 2014 tomamos la decisión de elaborar e impulsar la primera iniciativa ciudadana que propone la implementación de la Revocación de Mandato y la Segunda Vuelta Electoral, iniciativa que fue avalada por 227 mil 130 firmas de ciudadanos sinaloenses, y que se entregó al Senado de la República, atendiendo al pie de la letra lo establecido por la Constitución. Revocación de mandato, propuesta que tiene como objetivo central el derecho que tendrían los pueblos para ratificar o retirar a las autoridades que en su momento fueron electas a través del voto popular, lo anterior en función de los resultados y respuestas que dichas autoridades hayan brindado a sus representados. Segunda Vuelta Electoral, oportunidad que el electorado tendría a elegir autoridades de elección popular con la cantidad de votos necesarios para que sean funcionaros públicos legitimados por la sociedad. Ambas iniciativas están en la congeladora del El Senado de la República. No tengo duda, la aprobación de las iniciativas que comento anteriormente, coadyuvarían a tener un Sinaloa que viva en una real y efectiva democracia. Gracias y que tengan una excelente semana.