LA RESPUESTA ESTÁ EN LAS PREGUNTAS.
La conciencia hace preguntas, el corazón da respuestas. Alejandro Jodorowsky.
Todos queremos respuestas. Sentimos que necesitamos tener una solución para todo. Que nos digan qué hacer, cómo sentirnos, cómo actuar, a dónde ir. Indicaciones para llevarme mejor con mi pareja, cómo le hago para que mi hijo no me saque de quicio, pasos para tolerar a mi jefe, cómo volvernos ricos, o enfrentar una crisis. Pero me atrevería a asegurar que pocas, muy pocas veces nos hacemos las preguntas correctas. Esas que nos sacuden el alma, no la razón.
En lo personal, fue el cuestionamiento a mi propia existencia, a mi ritmo de vida, al rumbo (si es que lo tenía) que llevaba, lo que me hizo hacer un alto en el camino, comprobar mi ubicación, y entonces redirigir mis pasos.
Son esas preguntas que podrían parecer absurdas, fuera de todo contexto o inútiles, pero que sin duda son las que le dan otro sentido a nuestra travesía por este mundo, a nuestra forma de enfrentar la vida. Las que al cuestionarnos parece que dan luz a toda esa oscuridad que nos agobia y viene a aligerar lo que por quién sabe cuánto tiempo había permanecido en nuestra alma como una pesada losa.
¿Para qué estoy viviendo esta situación? ¿Qué necesito aprender de esta pérdida? ¿Qué me está mostrando esta persona que me hace daño pero yo he permitido que entre y permanezca en mi vida? ¿Cómo me veo dentro de cinco años? ¿Qué verdaderamente le quiero enseñar a mis hijos? ¿Qué quiero que se recuerde de mí cuando ya no esté en este plano? Son ese tipo de preguntas las que nos van a mostrar esa otra verdad, ese claro aprendizaje que hay detrás de cada escenario y cada personaje.
Voltear a ver hacia nuestro interior, buscar ahí en nuestro corazón, qué es lo que quisiera vivir y como me gustaría vivirlo (con todo y sus errores) pareciera ser un acto de completa valentía, por eso admiramos a todos aquellos que trasgreden las normas, que sobresalen por enfrentarse a sus propios miedos y el juicio de los demás… pero, y si descubriéramos que no hay otra forma posible de vivir, que eso está a nuestro alcance simple y sencillamente escuchándonos a nosotros y no todo lo que les “ha funcionado” a los demás.
Curiosamente mis más grandes ganancias han sido en la pérdida. Obviamente al principio no lo entendí así, pero hoy tengo muy claro que si Dios ha quitado personas y circunstancias de mi vida y me ha hecho conocer otras es porque como cualquier Padre amoroso, quiere que crezca, que aprenda, que me vuelva más fuerte de carácter y espíritu, que me reconozca de lo que soy capaz y redescubra los dones y talentos con los que he sido dotada, pero por miedo ocultaba bajo la queja, el victimismo y la postergación.
Descubrir el libro “Una vida con propósito: ¿para qué estoy aquí en la tierra?” de Rick Warren -un texto aunque eminentemente con orientación religiosa puede aplicarse a cualquier persona con un espíritu inquieto por descubrir su verdadera y profunda misión- me permitió saber con certeza que todos tenemos un plan mayor, me puso a soñar con una nueva realidad, a trascender cualquier dogma, creencia y decisiones tomadas hasta ese día, para revelar mi propio camino, conectar con esa fuerza superior, y despertar una consciencia que me ha llevado a vivir con una mayor libertad y con un gran y sagrado compromiso de compartir esta experiencia.
No es lo que nos pasa sino lo que hacemos con lo que nos pasa.
Bendiciones, AR.