De milagros y otras hierbas.
“Liberémonos de nuestras creencias que limitan nuestra visión y abramos nuestras mentes a lo que creemos imposible” Enric Corbera.
Yo no encontré Un Curso de Milagros, el me encontró a mí. Y es que como dice la frase de mi iniciativa El Ser y la Consciencia… “lo que estás buscando, te está buscando a ti”, sólo hay que estar atentos y poner nuestra energía en aquello que nos conmueve y realmente nos hace feliz.
La primera vez que yo escuché hablar de este curso fue por medio de una prima, la Gorety, esas primas que no llevan tu sangre pero te brindan un lugar en su corazón, y decides hacerlas familia. La verdad es que no le entendí mucho sobre qué era exactamente, de qué trataba y qué estaba haciendo. Lo que sí me quedaba claro es que ella había cambiado. La veía más centrada, más clara en sus ideas, menos arrebatada, más sonriente (y miren que si algo tiene hermoso mi prima es su sonrisa), más feliz… y cada que yo le preguntaba que si a qué se debía su cambio, ella me contestaba más con sus expresivos ojos que con su voz, cuando me decía: el amor prima, el amor.
Pero yo sabía que hace un par de meses también era precisamente “el amor” lo que la traía por la calle de la amargura; en nombre del amor hizo muchas locuras; y por ese mismo amor la vi llorar amargamente, explotar sin control alguno, maldecir y lastimarse emocionalmente una y otra vez. Entonces, ¿cuál era la diferencia? ¿qué había cambiado? ¿de qué amor me hablaba ahora? Insistí un poco, y me compartió el lugar, el día y la hora en que ella iba a su Curso de Milagros (UCDM). Cada lunes por la noche ella se estaba reuniendo con otras personas que escuchaban a una Maestra, que desinteresadamente y sin remuneración alguna, compartía con ellos sus aprendizajes y enseñanzas respecto a cómo cambiar nuestra mente, y empezar a ver desde otra mirada, la mirada de Dios.
Sí, escribí Dios, pero no se asusten, si algo NO es Un Curso de Milagros es una cuestión religiosa o del típico dogma del catolicismo ni ninguna otra religión. El único propósito de UCDM es ayudarnos a encontrar nuestra paz interior, a través de un entrenamiento mental que nos invita a transformar nuestros pensamientos, y por ende nuestras decisiones, acciones y resultados.
La verdad es que en ese tiempo nunca me decidí a ir. Me daba mucho gusto verla bien, pero no, yo no necesitaba otro curso en ese momento de mi vida, ya tenía muchos como para meterme a “estudiar” otra cosa. A las semanas, platicando con un socio y amigo, Juan Ramón, me mencionó ese mentado UCDM, que se había comprado el libro, que lo estaba haciendo en su casa, y que él solo leía y hacía las lecciones. Lo escuché y vi realmente muy entusiasmado, con gran emoción me platicó “lo fregón” que estaba el curso y que le estaba ayudando muchísimo a entender ciertas cosas del mundo. La idea de hacerlo en casa me pareció mejor. Me compro el libro y cuando pueda lo empiezo, pensé para mis adentros. Hablé como a tres librerías para preguntar existencia y costo. No hay que ser adivino para saber que nunca fui y nunca compré nada.
A partir de ahí, UCDM no dejó de aparecer. Enric Corbera, Jorge Lomar, Alfredo Alcázar, Julio Bevione, Ismael Cala, Rosa Maria Wynn, y creo que hasta Deepak Chopra, entre otros “gurús” que sigo, escucho y leo, lo mencionaban de una u otra forma. De cómo les había cambiado la vida, y que aunque habían pasado a desarrollar otras corrientes u otras maneras de relacionarse con la vida, UCDM los había puesto en ese camino espiritual, transformando completamente el significado que le daban al amor, el perdón, el agradecimiento y la paz.
Hace aproximadamente dos meses, para el segundo programa de radio #Encuentro, decidí tratar el tema del miedo, y al buscar a quien llevar a cabina para hablar sobre ello, el primer “milagro” ocurrió; y no sólo tuve uno sino dos grandes maestros radicados en Morelia, Hubert y Jay, que por ese fin de semana estarían en Culiacán impartiendo UCDM. Al finalizar la entrevista, me invitaron a ser parte de su taller, y aunque seguía remisa a entrarle al cursito, y en domingo, ahora sí llegué. Ahí comenzó a gestarse otro milagro.
Ese sábado también conocí a alguien muy especial, Ricardo, quien luego de un par de semanas de estar interactuando por tuíter y guatsap, finalmente me hizo la pregunta concreta y directa: Angélica, ¿quieres y te sientes lista para empezar a tomar Un Curso de Milagros? Una semana después tenía mi libro en las manos y estaba leyendo la primera lección, de 365 en total. Es un libro muy extenso, muy amplio, ya que contiene el libro de texto, libro de ejercicios y un manual para el maestro; de letra chiquitita que intimida nada más de verlo, pero al mismo tiempo te da la confianza de que si es tu momento de comenzar a llevar una vida plena, serena, feliz y en paz contigo mismo, lograrás culminarlo, si te dejas guiar y acompañar en el camino.
Es una lección por día. Apenas voy en la 30, pero ya les puedo compartir que el viaje ha sido maravilloso. He decidido y estoy dispuesta a ver con otra mirada, a peregrinar de la mano de UCDM para encontrar mi propio maestro interno que me acerque a la verdad: y sólo podrá darse si cambio mi forma de pensar y comienzo a perdonar mis errores.
Ese mismo taller regresa a Culiacán los próximos 9 y 10 de julio. Si tú también sientes el llamado a cambiar, regálate ese fin de semana para experimentar la presencia del amor, ese amor que mi prima Gorety logró resignificar cuando conoció y entrenó sus pensamientos en Un Curso de Milagros.
Lo que quieras y necesites saber, puedes entrar a la página de Facebook “El Ser y la Consciencia”, mándame un tuíter o instagram @seryconsciencia o un mail a elserylaconsciencia@hotmail.com . Nada me dará más gusto que experimentemos junt@s el poder de los milagros.
“Este curso puede, por lo tanto, resumirse muy simplemente de la siguiente manera:
Nada real puede ser amenazado. Nada irreal existe. En esto radica la paz de Dios.”
Bendiciones, AR.