La energía del corazón.
“La energía femenina es una energía ligada al corazón y a la unión con el Espíritu y con todo lo que nos rodea; y es desde el corazón desde donde nuestro mundo será sanado”.
Hablar de energía femenina no es hablar de la mujer. Recién lo he comprendido. Es referirnos a una forma de ser y estar en este mundo. Es movernos dentro de la frecuencia de lo que dice la famosa frase es lo único que necesitamos: en la del amor.
Mucho se habla de un despertar de la energía femenina, que estamos en una era en la que viene expándiendose en todos los sentidos, porque no sólo es necesaria, sino urgente para la supervivencia de la humanidad. Pero no es definitivamente ese levantamiento en armas, de exigencia de derechos, de lucha, de confrontación por la igualdad a lo que me refiero. No. En verdad creo que nos hemos equivocado. En aras de querer ser reconocidas, valoradas, hemos sacrificado nuestra verdadera esencia, emulando la energía masculina pero en un sentido distorsionado.
Este mundo, materializado, violento, cruel, deshumanizado, insensible, clama por mujeres que reconozcan que su verdadero poder no está en buscar igualarnos a los hombres en su “fuerza”, en su “racionalidad”, en afrontar la vida sólo desde la mente conceptual, analítica y discursiva, porque ahí borramos nuestra esencia sino mujeres conectadas a su energía sanadora y en armonía con su guía interno: el corazón.
No es necesario profundizar mucho ni ser un erudito en cuestiones de metafísica o física cuántica, para ver, notar, sentir, ser testigos del desequilibrio de energías en nuestro mundo. Basta con voltear a ver a nuestra sociedad y los valores que lo rigen para darnos cuenta que no sólo las mujeres debemos reconectarnos con la energía del verdadero hogar, de la intuición, la unidad, la inspiración sino que los hombres tienen el gran reto de redimensionar su masculinidad en términos de una mayor conciencia sobre el orden, la planeación, tener el control, la necesidad de reconocimiento y un desmedido enfoque en el mundo externo.
La energía del corazón está disponible dentro de nuestros recursos, como hombres o mujeres para retornar al camino del amor y la unidad.
Pero nos urge como mujeres, sanar esas viejas heridas que nos impiden sentirnos plenamente orgullosas de nuestro Ser, soltar por completo pesadas culpas que nos siguen acompañando y reconocer nuestras emociones e integrarlas de una manera conciente. Y hombres, permítanse sentir, vibrar desde su lado femenino: cultivar sueños, anunciar la esperanza, practicar la compasión, desarrollar la ternura.
Aprender todas y todos, a crear y convivir en un mundo basado en el total respeto y validación de lo que representa la energía femenina: colaboración e intercambio; creatividad y pasión; sabiduría interior y conciencia espiritual.
Bendiciones, AR.