Se requieren “tiros” de precisión
La llegada de más militares a Sinaloa y a otros estados como Sonora, Tamaulipas y Chihuahua, no es nada nuevo en el escenario nacional. El aterrizaje de aviones Hércules con tropas, son imágenes que vimos al inicio del sexenio de Felipe Calderón y que se reciclan para lanzar un mensaje de fuerza y poderío que no está en duda, pero que a los miembros de la delincuencia organizada ya parece tenerlos sin cuidado. Como quien dice, los grupos delictivos en este y otros estados, ya están “curados de espanto” y difícilmente van a replegarse por la sola presencia de más elementos de la milicia en las calles.
Ni siquiera el ciudadano de a pie –ese que no tiene nada que ver con la delincuencia–, se espanta con el anuncio de más militares para patrullar las calles, avenidas y carreteras de Sinaloa. Ese es parte del problema: que los camiones y camionetas, verde olivo, llenos de soldados, se empiezan a volver parte del paisaje. Nos estamos acostumbrando a vivir en un estado sitiado por gente armada. Por un lado los convoyes de delincuentes armados con bazukas y barrets calibre 50, y por el otro los camiones y tanquetas del ejército camuflándose con el verde de la sierra, el valle y la costa sinaloense.
¿Dónde está el trabajo de inteligencia, ese que se requiere silencioso y casi invisible para dar con los cabecillas de estos grupos que controlan todo o casi todo en Sinaloa?
¿Dónde están los tiros de precisión, esos que llevaron a la detención de Joaquín “El Chapo” Guzmán o de Juan José Esparragoza Monzón, “El Negro” o “El Azulito”?
El arribo este lunes de 450 militares para distribuirlos entre Culiacán y Navolato, es noticia, sí, puede ser vista como una información positiva y una señal de apoyo de la Federación al estado, pero de un día para otro deja de ser novedad. Deja de acaparar espacios en medios si ese arribo no viene aparejado de detenciones, cateos o decomisos importantes.
El recorrido de los militares por algunas calles de la ciudad y el sobrevuelo de aviones pintan bien para la foto, pero no va más allá, no deja de ser un anuncio de la milicia para demostrar presencia y poderío. Los grupos delictivos en Sinaloa se han vuelto tan sofisticados y han evolucionado de tal manera, que se necesita algo más que rondines y retenes espectaculares para diezmarlos.
Al inicio del sexenio de Calderón vimos cómo por la Obregón desfilaron decenas de unidades militares, después vimos como desde paracaídas se desplegaron cientos de soldados a los valles de Elota para destruir hectáreas y más hectáreas de mariguana sembrada en tierras de riego.
Estas acciones “de película” fueron pasajeras y a las pocas semanas las tropas se retiraron y los narcos siguieron gozando de cabal salud.
Libreta de apuntes
HAY MUCHOS rumores tras la llegada de los militares: se dice que vienen a llevarse a los policías coludidos con el narco; se dice que buscarán ubicar a los reos que se fugaron; se dice que tomarán el control de las cárceles y también se dice que irán sindicatura por sindicatura peinando la zona para ir aplacando a tantos delincuentes que en los últimos tres meses han provocado 355 homicidios en Sinaloa. A lo que vengan, pero que arrojen resultados sin abusar de gente inocente.