Tapando hoyos
Por andar de preguntones, tuvimos que aventarnos la entrevista completa que le hicieron este martes al Secretario de Administración y Finanzas estatal, Carlos Ortega Carricarte, tras comparecer ante los diputados locales respecto del programa asistencial de uniformes y útiles escolares.
Casi nos sale barba.
Pero, bueno, así es esto en la obligación responsable de tener la película completa, luego de que un buen amigo y colega me refirió que se dijo ahí que las adecuaciones a esos programas están dentro de la legalidad, y que Ortega Carricarte puntualizó que el presupuesto reacomodado se aplicará en otros rubros asistenciales dentro del mismo sector educativo, con informe pormenorizado.
Artículo 51 de la Ley de Presupuesto, Contabilidad y Gasto Público del Estado de Sinaloa: El Ejecutivo por conducto de la Secretaría, podrá autorizar traspasos de recursos entre ramos, hasta por un monto equivalente al veinte por ciento del importe autorizado originalmente, en atención a las solicitudes y justificaciones que presenten los Poderes, Dependencias y Organismos, siempre y cuando no se afecten el gasto de asistencia social y de inversión pública.
El 20 por ciento, de acuerdo con Ortega Carricarte, es del presupuesto total; pero aún y cuando fuera sólo del ramo educativo, habría por mucho un traspaso dentro del marco legal.
Independientemente de lo anterior, dentro de la misma larguísima entrevista y cuestionado por los reporteros (voy por la rasuradora), el funcionario da nuevos detalles respecto de la situación financiera por la que atraviesa el gobierno.
La cosa está peor de lo que muchos pensamos; casi nos ponemos a llorar y a botear en los principales cruceros para juntarle una lana al tesorero.
Enorme la deuda a corto plazo, ocho mil millones de pesos, que por si fuera poco está fuera del presupuesto; o lo que es lo mismo, no hay, no hay, no hay.
Y como no es asunto divino que pueda resolverse con un milagrito, la única opción es la de la austeridad obligada, con recortes y ahorros aquí, allá y acullá.
No se puede pues abrir un hoyo para tapar otro, porque terminamos luego en hoyos más profundos y más difíciles de cubrir.
Los ajustes en el presupuesto asistencial de uniformes y útiles escolares resultan no solo necesarios, sino obligados y responsables; quien no lo entienda así, será porque no quiere ver la peli completa o por puritito ánimo chingativo.
Lo bueno es que en el primero de los rubros se atenderá a toda la población, y que en el segundo el apoyo será para quienes verdaderamente más lo necesitan.
Gobierno criminal
Mientras esta situación no se corrija, nunca nos cansaremos de señalar que tenemos un Ejército asesino y un gobierno cómplice de homicidas; y ya sabe usted que tanto peca el que mata a la vaca como el que le agarra la pata.
Le hierve la sangre al columnista enterarse de que, otra vez, miembros del Ejército asesinaron a un detenido; el video muestra a dos de ellos, uno primero y otro después, disparando sus armas contra alguien que nos dicen era un delincuente.
Señalo con todo propósito lo de delincuente, porque con ello pretenden algunos que el asesinato queda justificado.
Absurdo; la ley está para cumplirse, y los más obligados en ello son quienes forman parte del gobierno, de la autoridad.
Muchos inocentes han sido asesinados impunemente por militares, marinos y policías, dentro de la más desvergonzada impunidad, no solamente desde los altos mandos de la Secretaría de la Defensa Nacional, sino desde la propia presidencia de la república.
Si eso sucede con los casos que conocemos, tenemos que lamentar que son muchos más los muertos y desaparecidos a manos de esos supuestos “guardianes del orden”.
Cuántas veces se ha demostrado que se modifica incluso de manera burda la escena del crimen; que las pruebas desaparecen misteriosamente, o son ignoradas olímpicamente por los responsables de procurar y administrar justicia.
Por desgracia, no solamente desde el gobierno se solapan estos crímenes; también encontramos entre el pueblo personas que incluso aplauden los ajusticiamientos de “delincuentes”.
Cómplices irresponsables, que terminan avalando que también se asesine niños, jóvenes, mujeres y ancianos inocentes.
Tienen más pretextos que un cerco viejo: los militares, marinos y policías no fueron capacitados para tareas de seguridad pública, por lo que les tenemos que perdonar cuando la zurran, y queda justificado que primero disparen y luego averigüen, porque tampoco son adivinos para saber si el de enfrente es inocente o culpable, o si anda armado o sin arma.