top of page

POSTS RECIENTES: 

SÍGUENOS:

  • Facebook Clean Grey
  • Twitter Clean Grey

Antivalores

Alarma ver a tanto joven y hasta a casi niños como miembros de las mafias organizadas.

Estamos fallando gravemente como sociedad, porque para nada se trata solamente de un problema generado por la falta de oportunidades.

Qué lejos se ven aquellos años en los que prevalecía como valor y principio moral el respeto a la vida y a lo ajeno.

Hoy en no pocos casos nos ganan los antivalores, con niños y jóvenes de ambos sexos seducidos por el dinero y la fama, aunque lo primero sea mal habido y lo segundo se genere asesinando a gente inocente.

Cunde con facilidad el mal ejemplo de los malandrines en carros lujosos, con mujeres hermosas que se alquilan por amor al dinero.

A muy temprana edad, algunos de nuestros niños y jóvenes “aprenden” que ser delincuentes también trae cosas “buenas”, y son más fácilmente seducidos por las bandas de raterillos, “halcones”, secuestradores, vendedores de drogas, matones y demás.

No estamos haciendo las cosas suficientemente bien en nuestras casas, y por eso tenemos a niños y niñas que no alcanzan a distinguir la importancia que para cada uno de ellos tienen valores humanos como la honestidad, el respeto, la tolerancia, la amistad, la responsabilidad, entre muchos otros.

Muchachos que viven en la convicción de que la felicidad y el éxito sólo se logran con dinero, sin que los métodos importen.

Jovencitas dominadas por la ambición, listas para irse con quien les dé comodidades, no pocas de ellas con nalgas y pechos operados, en busca de alguien que las mantenga y las consienta.

Papás y mamás que no ven, que no quieren ver o que les importa muy poco.

El gobierno y las instituciones tampoco están cumpliendo con sus responsabilidades.

Tanta impunidad frente a la comisión de delitos sirve de aliento a esos jóvenes que rápidamente son incorporados para cubrir las vacantes en las mafias organizadas.

En conclusión, no les estamos enseñando a nuestras nuevas generaciones que los buenos valores dan felicidad, y que en sentido contrario delinquir tiene consecuencias graves.

Urge resolver esto, a menos que no nos importe lo mal que como sociedad estamos.

Una de la que fui testigo

Narraré una muy triste experiencia que me tocó vivir de manera directa, precisamente sobre esa pérdida de valores y de principios morales que refiero líneas atrás.

Uno de esos días que como es costumbre fuimos en familia a comprar el “mandado”, escuché muy cerca de mí una conversación que terminó impactándome.

Pero antes de entrar al detalle, puntualizo que ir al supermercado tiene como propósito que en el refrigerador de casa y el servibar junto a mi computadora tenga mis cheves, vinos, botanas, quesos y demás. A esa gente criminosa que sin razón alguna ya me tildó de mandilón, respetuosamente tengo que recriminarle que desaguó gachamente fuera del orificio.

Aclarado el punto anterior, les informo que acompañado de mi hijo Rubén Alfredo llenaba una bolsa con limones, y escuché detrás de mí a una señora que hablaba con otra mujer.

Palabras más, palabras menos, la conclusión en contra sobre el novio de la otra; estudioso, trabajador, pero pobre, sin lana y sin carro propio; tras ello, la recomendación de buscar un futuro marido distinto, con la condición indispensable de tener mucho dinero; mientras más viejo mejor, a ver si se muere pronto, dejándole toda su lana; el amor es lo de menos, le subrayó.

El cierre fue espectacular, más o menos así: “te lo digo porque te quiero, como tu madre que soy, preocupada por tu futuro”.

Y sí, ya luego pasaron por delante de mí; una señora como de cuarenta años, y una joven cercana a los veinte; bien garras las dos, más feas que un carro por abajo.

Lo platicamos ahí casi inmediatamente después con mi esposa y mis hijas, terminando en la inevitable conclusión compartida de lo jodidos que estamos.

No supe bien ese día, y no sé bien ahora, si ponerme a reír o a llorar.


Ancla 1
bottom of page