top of page

POSTS RECIENTES: 

SÍGUENOS:

  • Facebook Clean Grey
  • Twitter Clean Grey

La flexibilidad de nuestra Carta Magna

Teóricamente, conviene subrayarlo, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos tiene el carácter de rígida. Sin embargo, en los hechos es sumamente flexible cuando lo ordena el titular del Ejecutivo, merced a que vivimos en un sistema presidencialista. Este sistema, en pleno siglo XXI, todavía tiene elementos de centralismo y autoritarismo, ya que en este se concentran, de facto, los tres poderes tradicionales: Ejecutivo, Legislativo y Judicial, así como los organismos “autónomos”.

En efecto, en los hechos nuestra Carta Magna es sumamente flexible. Prueba de ello es cuando un presidente de la República, por ejemplo, adquiere compromisos con la oligarquía nacional e internacional, o bien se adhiere a las políticas o proyecciones de los organismos mundiales, como el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, o con poderosas compañías transnacionales.

Nuestra Ley Suprema de la Unión es un documento muy flexible en la práctica legislativa en México. Por un lado, se observa que los últimos dos presidentes de la República, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto, modificaron 261 disposiciones; es pertinente aclarar que algunas fueron reformadas o adicionadas dos o tres veces, puesto que la Carta Magna solo tiene 136 artículos ordinarios (sin considerar los transitorios).

El actual presidente ha modificado en su mandato 151 artículos, según informaciónde la H. Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. Durante el régimen de Peña Nieto, la Constituciónse ha reformado más que en el lapso de 12 presidentes juntos: desde Venustiano Carranza a Gustavo Díaz Ordaz, e incluso los supera con 12 artículos más que los modificados por esa cantidad de mandatarios.

Por otro lado, un ejemplo más concreto se vincula con el mandatario Peña Nieto y con la denominada reforma energética —que incluye al petróleo, la energía eléctrica y el gas natural—. Hipotéticamente, esta reforma se realizó con el propósito de modernizar dicho sector, así como para detonar la inversión tanto nacional como extranjera, sanear las finanzas públicas, propiciar el crecimiento económico y generar mayor empleo.

Además, se nos ofreció a los mexicanos, entre otras cosas, que mejorarían y habría más refinerías y que bajarían los combustibles como la gasolina y el diesel. Sin embargo, ha habido diversos incrementos a esos energéticos, los que el pueblo ha denominado como “gasolinazos”.

De manera tal que al inicio del sexenio de Peña Nieto, el 1 de diciembre de 2012, la gasolina Magna tenía un costo al público de 10.81 pesos, mientras que la Premium costaba 11.37 pesos y el diesel 10.90 pesos. Al día de hoy, aquí en Culiacán la Magna cuesta 16.24 pesos, la Premium 18.01 pesos y el diesel 17.03 pesos.

En síntesis, esto significa que durante el presente régimen gubernamental la gasolina Magna ha incrementado 5.43 pesos, la Premium 6.64 pesos y el diesel 6.13 pesos; es decir, han subido 56.23%, 50.23% y 58.4% su precio, respectivamente.

No obstante, mientras que los combustibles tuvieron un alza de 54.95% en promedio, los salarios solo subieron 31.94% en promedio en el país. Ello significa que, respecto a los combustibles, el poder adquisitivo del salario (hoy denominado Unidad de Medida y Actualización) se redujo en términos reales el 31.94%.

Estas alzas suceden a pesar de que el petróleo, según se vendió la idea cuando se promovió la iniciativa de reforma constitucional en materia energética, seguiría siendo propiedad de la nación, es decir, del pueblo de México, y sobre todo, aun cuando se expresó que los combustibles bajarían de precio. Finalmente, vemos que dicha reforma resultó un fiasco para los mexicanos.

Cabe recordar que en la LXI Legislatura, de la cual formamos parte María del Rosario Sánchez Zatarain, Robespierre Lizárraga Otero y un servidor, cuando llegó el decreto correspondiente decidimos impulsar una consulta urgente a los sinaloenses ante la premura del Ejecutivo.

Dicha encuesta popular la realizamos en las principales plazas públicas de las cabeceras municipales de todo el estado. En ella participaron 27,717 ciudadanos, de los cuales el 75.83% manifestó no estar de acuerdo con esa reforma constitucional, mientras que el resto estuvo a favor.

Por esa razón, nuestro voto como diputados en el H. Congreso local fue en contra del referido decreto, a pesar de que al seno del mismo no se permitió discutirlo con la seriedad debida por la prisa de aprobarlo, lo cual se hizo en unas cuantas horas en todo el país.

En conclusión, con esta reforma exprés queda claramente demostrado que nuestra Constituciónes, en los hechos, sumamente flexible y fácil de modificar. Esto es, contrario a lo que señala la mayoría de los juristas mexicanos y del mundo, nuestra Carta Magna no es nada rígida.

Gracias y que tengan un excelente fin de semana.


Ancla 1
bottom of page