Vende votos
No termina de asombrarnos la desfachatez con que operan algunos de nuestros diputados locales, particularmente dentro de la fracción parlamentaria del Partido Revolucionario Institucional.
Una y otra vez, con una frecuencia alarmante, encontramos no solamente desatinos graves en la conducción del poder legislativo sino además simulaciones y contradicciones desvergonzadas en el decir y el hacer.
Debatíamos con algunos colegas respecto del proyecto de reformas constitucionales, eliminación de dos párrafos del artículo 37 y modificaciones al 43 de la constitución local; el por ahora detenido intento de quitarle al Congreso del Estado la facultad de debatir, aprobar o rechazar las cuentas públicas.
Sobre las adiciones al artículo 43, puntualicemos que no formaban parte de la iniciativa original, y que surgieron con el dictamen presentado al pleno legislativo.
En nuestra opinión, una muy descarada simulación en el intento de aparentar que los diputados para nada eluden la responsabilidad de revisar los manejos de las finanzas públicas de nuestros gobiernos e instituciones.
Si revisamos lo que ahora es el 43 constitucional y lo que se pretende agregar, encontraremos que no existe ningún cambio real.
La modificación pretendida simplemente enfatiza una facultad que ya existe; no es nuevo que la Cámara de Diputados revise el informe general que sobre las cuentas públicas le presenta la Auditoría Superior del Estado; se agrega textualmente en el 22 bis el aprobar o rechazar ese informe, que resulta sólo de forma porque los procedimientos legislativos quedan exactamente como están.
En la desesperación de sacar adelante la iniciativa caen en cinismos dignos de Ripley.
Confesión o pretexto, cada quien lo acomodará donde mejor le parezca, nos dijeron que algunos diputados venden su voto o lo ejercen en función de sus intereses partidistas al momento en que se discuten las cuentas públicas de los gobiernos.
Con este descarado “argumento”nos quisieron vender la idea de que es mejor que las cuentas públicas ya no se discutan y voten.
Ni pío dijeron sobre castigar a los legisladores que venden sus votos, y se olvidaron también de aceptar que sucedería exactamente lo mismo al discutir y votar los informes de la Auditoría Superior del Estado.
Total, que desaguan gachamente fuera del orificio.
Absurda resulta la negación de que se pretende discutir las cuentas públicas en lo oscurito, y tampoco nos sirve de mucho la supuesta intención de que los manejos financieros se revisen por áreas técnicas que supuestamente están desprovistas de intereses políticos.
Nunca será lo mismo revisar y discutir en lo general una cuenta pública, que hacerlo con un informe técnico sobre la misma.
Necesitamos transparencia total, y la pretendida reforma constitucional trabaja en sentido contrario.
Por más que simulen y pretexten, nada cambiará la percepción social mayoritaria de que se busca hacer las cosas a escondidas, alejados de los reflectores.