Barajando
Eliminó el Partido Revolucionario Institucional el requisito de diez años de militancia para poder ser candidato a un puesto de elección popular, con dedicatoria para los secretarios federales de Hacienda, José Antonio Meade Kuribreña, y de Salud, José Narro Robles.
En el primero de los casos, el coqueteo y la búsqueda de alianzas con el sector empresarial y los grupos de la derecha, en el segundo un eventual intento de sumar adeptos de la izquierda y en lo particular simpatizantes de Andrés Manuel López Obrador.
Otro que entra abiertamente a la disputa de la candidatura es el actual Secretario de Educación Pública y presunto ahijado del innombrable, Aurelio Nuño Mayer, a quien hace casi dos años el entonces dirigente nacional tricolor César Camacho le había reconocido públicamente una militancia priísta aparentemente inexistente, toda vez que en ninguno de los 32 padrones priístas de entidades federativas aparecía el nombre de quien en ese momento fungía como jefe de la Oficina de la Presidencia.
De ninguna manera puede descartarse al todavía Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y casi con calzador entraría el Secretario de Turismo, Enrique de la Madrid Cordero.
No se ven más ahora, y difícilmente habrá otros.
¿Podrá alguno de ellos “brincar” del tercero al primer lugar en las preferencias electorales y ganar la elección presidencial del año próximo?
Se ve muy difícil, pero no imposible.
Puede jurar usted que algunas candidaturas “externas” serán bombardeadas por inconformes priístas, aunque en público digan que no se pudo tomar la mejor decisión.
En total fueron cinco mesas temáticas, y además de la de Estatutos destaca la realizada en Mazatlán, en la que se acordó la creación de la Comisión Nacional de Ética Partidaria, con el código respectivo.
El acuerdo publicado en la web tricolor nos ilustra que “El Partido reconoce como principios éticos: legalidad, lealtad, honestidad, responsabilidad, imparcialidad, transparencia, rendición de cuentas y congruencia”.
Que les quede claro a todos los militantes de ese partido, al igual que a todos los mexicanos, que en el PRI van con todo contra la corrupción y contra los corruptos.
Cero tolerancia es la consigna, y decisión irrevocable.
Lo puede usted verificar en la página web priísta, pero antes de comenzar a leer prepárese con media tonelada de kleenexs, a ver si le alcanzan.
En resumen, la oferta del PRI y de sus candidatos estará centrada en el acercamiento de ese partido con los ciudadanos y con sus demandas, y en el ejemplar combate contra los pícaros, cualquiera que sea su color.
Por supuesto, en el camino veremos algunas acciones del gobierno federal tendientes a fortalecer ese compromiso anticorrupción.
Falta ver cuántos mexicanos se la creen, pues en eso de la transparencia y la rendición de cuentas terminan casi todos siendo candiles de la calle y oscuridad de la casa.
Para ahondar sobre este punto, abundaré en mi próximo Altoparlante, el miércoles, en lo que toca al Partido de Acción Nacional.