El PRI y Quirino
¿Secuestrado?
Son múltiples las opiniones de priistas destacados de varios municipios que sienten que el PRI en Sinaloa ha sido prácticamente secuestrado y que a varios presidentes municipales y diputados les han “leído la cartilla” para que se les olvide la posibilidad de una reelección, en un ánimo de que el gobernador Quirino Ordaz designe los candidatos, tanta ha sido esta presión que Fernando Pucheta, presidente de Mazatlán, ha declarado que no permitirá ser arrollado en sus funciones aunque no le permitan reelegirse, como una expresión que responde a esas presiones que sufren del gobierno estatal.
El PRI en Sinaloa, desde que Rosa Elena Millán Bueno dejó su dirección para asumirse como Secretaria de Desarrollo Social del Gobierno del Estado, prácticamente se convirtió en una fuerza política a disposición ya no de los grupos políticos del PRI y el gobierno, sino de los grupos empresariales más importantes de Sinaloa, que se apoderaron del Gobierno del Estado y en consecuencias de los aparatos políticos como el PRI.
El relevo de Rosa Elena Millán fue Carlos Gandarilla, hijo de aquel antiguo líder de la CNC, Víctor Gandarilla Carrasco, y empleado de grupos empresariales que lo llevaron a la dirigencia de la Cruz Roja estatal, para de ahí brincar, sin mayor trámite, a la dirigencia estatal del PRI.
La primera operación fue relevar a todos los consejeros estatales que obedecieron al malovismo y reestructuró todos los comités municipales, como la plataforma para operar la formalidad de las decisiones políticas que se le ocurran al gobernador y a ese grupo empresarial.
Las cosas son tan obvias que las andanadas de ataques políticos que ha sufrido Fernando Pucheta en Mazatlán y Jesús Valdés en Culiacán, ataques que hasta un bache lo han convertido en noticia, levantando asuntos ya muertos como el conflicto del deportivo “Jimmy Ruiz” o el del “Par Vial” en Culiacán y en el caso de Mazatlán por el caos que se vive pos inundaciones de toda la vida o los problemas por la construcción de numerosas obras que están en proceso con motivo del “Tianguis Turístico” que se celebrará en Mazatlán el año próximo.
Seguramente Diana Armenta en Guasave y Álvaro Ruelas en Los Mochis ya están poniendo “sus barbas a remojar” como lo hace ya el alcalde de Salvador Alvarado, Carlo Mario Ortiz Sánchez, quien ya vio el sable de Quirino pasear por Guamúchil.
Y como las casualidades no existen en política, el hecho de que ya hayan emergido los nombres de los empresarios Diego Ley para Culiacán y Javier Lizárraga Mercado por Mazatlán (aquel homofóbico que se hermanó con Alejandro Higuera) como candidatos del PRI, son síntomas de una escalada política que tiene varias aristas como los emisarios con AMLO y los ataques al malovismo por ejemplo.
Pero como en la política y cualquier actividad en la vida, “nada se oculta bajo el sol”, poco a poco se está descorriendo el telón y cada vez más surgirán mayores elementos de esta operación política que les puede explotar en las manos, como ya les explotó con el triple juego que armaron en el senado, la cámara de diputados federal y al seno del PAN, cuyas primeras víctimas han resultado Felipe Calderón, su esposa Margarita Zavala y Raúl Cervantes Andrade, el propuesto para fiscal de la nación.
El reacomodo político en todo el país y a todos los niveles es total y radical. Precipitarse puede conducir al vacío. Usted sabe.