IMSS: DON ANGELÓN
El viacrucis
Seguramente Mikel Arreola, director general del IMSS en el país, conoce miles de historias como la de Don Angelón (José Ángel Quintero Valdez), que ha deambulado y pregonado su dolor y frustración por la desatención de la que ha sido víctima en la clínica N° 1 del IMSS en Culiacán durante casi 3 años.
Don Angelón sufre de estonisis espinal, que traducido al cristiano significa una pérdida de movilidad vertebral que prácticamente le incapacita en buena medida su movilidad y lo puede conducir a una parálisis con dolores crónicos. Interminable pues, so pena de que lo tengan bien drogado.
Don Angelón ya está diagnosticado desde el principio que requiere cirugía de columna y por tres veces ha sido enviado por los médicos de la clínica N°1 de Culiacán al centro de especialidades del IMSS en Ciudad Obregón, Sonora, y las tres veces lo han retachado por una u otra razón, al grado de que la última vez le dijeron prácticamente que no se hicieran tontos los médicos de Culiacán, que aquí le podrían realizar dicha cirugía.
Le preguntamos a Don Angelón que si ya había llevado su caso al director de la clínica N°1 del IMSS en Culiacán, Dr. Sergio Osvaldo Pacheco Calderón, a lo que contestó que varias veces y que había hecho múltiples compromisos, no solo con él, sino con varios derechohabientes que están en su caso y tampoco son atendidos como corresponden sus males.
Además de la desatención, nos confesó el menosprecio, desdén y hasta malos tratos que nos confiesa le provocan malos pensamientos producto de una enorme desesperación en su largo peregrinar, viendo como su enfermedad empeora y la angustia de pensar que no tendrá remedio.
Seguramente, como Mikel Arreola, el delegado del IMSS en Sinaloa, Ariel Leyva Almeida, también conoce cientos de historias como la de Don Angelón y quién sabe si hará lo mismo allá y aquí de frente a estos casos.
Lo cierto que el éxito del IMSS que presume el presidente de la república, de haber llevado al seguro en cinco años de números rojos a números negros, generando solvencia económica que le garantice a la institución vida financieramente sana para los próximos diez años, no puede ser del tamaño del dolor de los enfermos.
El éxito que alcanzó la reforma fiscal de darle tanto dinero al IMSS también está acompañado de una demanda extra de 3 millones de nuevos derechohabientes con el ingrediente que se suma a 7 millones de jóvenes que se les ha prometido la garantía de la atención a salud.
Si Mikel Arreola y Ariel Leyva no advierten que lo primordial del IMSS son sus enfermos, todo lo que presume el presidente Peña Nieto va a resultar mera demagogia y fracaso de esta reforma estructural. Tienen la palabra.