Javier Corral
*Ejemplo de federalismo
Quienes de alguna manera han vivido el funcionamiento que se da en el manejo de la distribución fiscal a los tres niveles de gobierno, saben perfectamente que lo que está reclamando el gobernador de chihuahua Javier Corral y de lo que se queja, es una práctica cotidiana a todos los niveles de gobierno, donde el de arriba le escamotea los recursos al de abajo y si se puede no se los da, así es el régimen presidencialista y esa es su esencia.
Precisamente por eso, la lucha de Javier Corral y su gobierno contra el gobierno federal y el presidente Peña Nieto, es una lucha contra el presidencialismo y la corrupción convirtiéndose esta al final del día, en la lucha principal y movimiento anticorrupción.
¿Por qué afirmo lo anterior? Por la sencilla razón de que estoy convencido de que nunca, jamás, llegue quien llegue a la presidencia del país, a los gobiernos de los estados y los municipios, se detendrá y tenderán a eliminar la corrupción mientras exista este régimen presidencialista donde un solo hombre tiene poderes superiores que someten a cualquiera donde sea y como sea.
El presidencialismo en México es capaz de ser omnímodo, omnipresente y omnipotente, como dice la biblia sobre Dios, porque está en todos lados, de cualquier forma y todo lo puede, al extremo que hoy, después de muchos esfuerzos y cambio en la lucha por la democracia, sigue siendo la piedra intocada de donde nace que cualquier cambio se obstruya y si se puede se revierta.
Es falso totalmente lo que dicen en su discurso AMLO y compañía que ellos si acabarán con la corrupción por la sola obra y gracia de la entronización de su factótum, es decir quitando al monarca malo y poniendo al monarca bueno, sin tocar la monarquía que representa, cuestiones que son un sueño por lo menos y como propuesta de campaña electoral una reverenda perversión.
El presidencialismo desde su origen con sus meta poderes absorbió y anuló a los otros dos poderes convirtiéndolos en sus comparsas o cuando mucho en cajas de resonancia y así después sometió a los niveles de gobierno de los estados y municipios, incluso por encima de la ley, como es la administración de la Hacienda, que fue diseñada pon el constituyente como una pirámide, es decir desde la base a la cúspide y por voluntad del presidencialismo esta se invirtió.
En constituyente de 1917 fue categórico al respecto cuando resolvió que el cobro de los impuestos y servicios del gobierno estaría a cargo de los ayuntamientos y que de lo recaudado su distribución empezara primero por el municipio, luego por el estado y por último al gobierno federal y no como ahora se administra, que el gobierno federal es quien reparte el 90 % de todos los impuestos que se recauden en el país.
Y eso no está mal, pero si uno observa cómo se hace esta distribución se dará cuenta que es un abuso porque el gobierno federal solo distribuye en los estados el 40% de esos ingresos y el resto se los queda el gobierno federal. Es decir se queda con “parte del león” y distribuye el resto de manera lenta y se puede y se dejan, se los mocha.
Uno de los ejemplos más extremos de esta relación lo representa el estado de Sinaloa al que el gobierno federal le provee el 93% de sus ingresos que tan solo representan el 35% de los impuestos que el gobierno federal recauda en Sinaloa.
Ustedes creen que en un México, así podrá haber un movimiento regional como el que hoy realizan los catalanes en España (con razón y sin razón), si todos los gobiernos locales están agarrados del cogote y no tiene capacidad de protestar mucho menos de movimiento.
Por eso el movimiento que ha desatado Javier Corral gobernador de chihuahua tiene una profundidad y proporcionas mayúsculas precisamente porqué toca la médula del presidencialismo, la corrupción y la antidemocracia política, como es la falta de la soberanía de estados y municipios.
Ya es hora de cambiar, pero qué equivocados están quienes piensan que se trata de un “muera el rey, viva el rey”.
PARA RESALTAR
Precisamente por eso, la lucha de Javier Corral y su gobierno contra el gobierno federal y el presidente Peña Nieto, es una lucha contra el presidencialismo y la corrupción.