PRI: ¿cómo enmendar?

El PRI en un acto defensivo más que de táctica electoral, envió para el 27 de enero el cierre de registro de sus precandidatos, el plazo más lejano de cualquier partido político, pero en contraparte, solo da dos horas para que se registren, resultando una maniobra insultante para su militancia a los cuales considera desleales en automático y luego les aplica el dedazo.

El PRI, de esta burda manera maniato a sus personajes políticos más importantes para que no tuvieran oportunidad de participar en ningún otro partido y además les limita el tiempo para el registro, como si eso fuera la manera fulminante de bloquear a sus militantes.

Lamentablemente, quien debería hacerse cargo del PRI, el gobernador del estado como el primer priista, según su léxico político, no ha dedicado ni el tiempo, ni la atención política que requeriría su partido ante un horizonte que ya sabíamos todos, vendría complicadísimo para el PRI este 2018.

Si a alguien debe cuestionar y juzgar la base y la cúpula del PRI, es a Quirino Ordaz Coppel quien asumió la gubernatura como si hubiese llegado a un campo de golf, donde había solo que arrear la pelotita en lugar dededicarse a resolver la maraña de problemas políticos con que llegó y los de la sociedad que espera alguna identidad con sus problemas.

El PRI sin duda, llega rebasado a la contienda electoral, con un marco nacional adverso y con el síndrome del miedo, por parte de sus militantes al viejo PRI, ese que es capaz de devorar a sus propios militantes en aras de la arcaica disciplina partidista como si políticamente el país y sus ciudadanos no fueran lo suficientemente maduros para libremente determinar sus decisiones políticas.

A los priistas los agravian y todavía quieren, quienes mandan en ese partido, que no se revelen y hasta que les aplaudan como si la historia no caminara ni se moviera a velocidad supersónica, dejando atrás el concepto de la locomotora, por lo que no cabe en ninguna mente mínimamente actualizada que ya no se puede tratar a nadie como objeto cuando todo mundo piensa, razona y decide por sí mismo. Afortunadamente para la sociedad esa época ya paso, pero entonces, ¿por qué en el PRI no?

Por eso es triste ver a la rica gama de líderes y personalidades con que cuenta el PRI, callados y a lo mucho inquietos, lo que refleja que quien se sabe toma las decisiones del partido ha actuado mal y no hizo su tarea para el día de hoy, donde debió haber tenido un partido activo, unido y comprometido.

Vivieron en la inercia de la retórica y a lo sumo de la vida interna del partido, pero no desplegaron ninguna propuesta como tampoco lo hubo a nivel nacional habría que decirlo, pero eso no obsta para que el responsable de aquí algo hubiera ideado.

Hoy el PRI está en la víspera de un fracaso anticipado que se puede acelerar dependiendo del tamaño de los errores que se cometen en las decisiones que ya podemos afirmar será por designación del gobernador como fue su caso en enero del 2016, cuando ni siquiera se registró en el proceso interno del PRI, con aquel madruguete que les pego el presidente Peña Nieto a los precandidatos inscritos para la candidatura a gobernador.

Si el sábado se consuma lo que se augura casi es un hecho que ni con frenos y dedazos van a contener a los múltiples actores políticos y militantes inconformes por la sencilla razón de que el PRI, hoy como nunca, aparece su futuro más ominoso que nunca.

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