GUILLERMO AGUILAR
Su vida constituyó un verdadero
himno a la alegría
Memo Aguilar ponderó, además,
la amistad como pocos
La muerte de Guillermo Aguilar nos resulta triste y dolorosa.
Cuando murió en un accidente nuestro amigo Arturo Tolosa expresamos lo difícil que resulta entender la muerte de un hombre bueno, y eso fue también Guillermo Aguilar.
En mi formación como periodista tuve la fortuna de tener al maestro y a la escuela en casa. Jorge Medina León fue un periodista profundo e intenso. Fue un guerrero de la pluma y fue un conocedor del alma humana.
Tuve también otros maestros que impactaron mi trayectoria en el mundo de los medios de comunicación y uno de ellos, fundamental para mí en muchos sentidos, lo fue Guillermo Aguilar.
Le conocí en el ámbito del periodismo cuando ambos trabajamos en la Dirección de Información y Relaciones de la Universidad Autónoma de Sinaloa, cuya titular era Jacobo Vega Méndez durante el rectorado de nuestro consanguíneo Jorge Medina Viedas.
Yo iniciaba apenas en el periodismo y Memo Aguilar era mi jefe. De esos tiempos conservó una anécdota con Aguilar que marcó mi vida.
El joven baquetón e importa madrista que solía hacer lo que se le venía en gana, amparado en el parentesco con el rector, se encontró de pronto con una observación, suave y enérgica al mismo tiempo. “Tú sabes que yo no te puedo decir nada porque haces lo que se te viene en gana” me dijo el Memo, pero enseguida añadió que “si quieres ser periodista el camino es otro, es el del trabajo”, me dijo.
No sé dónde andaba “el diablo” pero Aguilar me puso a trabajar y me condujo de lleno al camino del periodismo.
Después Aguilar y yo coincidimos en muchas mesas de redacción, en muchos medios de comunicación manteniendo un afecto creciente y una amistad enriquecedora.
Ello me acercó con los suyos, con Gema su esposa, con sus hijos Guillermo, Francisco, Lalis, Pily, Rosalía, Jovana y Guillermo, este último el “pilón” le bautizamos ante el enojo y la simpatía del Memo.
Para todos ellos mi abrazo solidario.
Hace unas semanas Guillermo Aguilar sepultó al Memín, el mayor de sus hijos. Ello le laceró el alma y le minó su salud física.
La noche del miércoles 28 de febrero recibí un mensaje que me produjo gran tristeza. Su compadre Heriberto Millán nos avisó de su fallecimiento.
Guillermo Aguilar fue sin duda muchas cosas, pero fue fundamentalmente un homenaje a la amistad y a la alegría de vivir.
Hasta luego mi Memo.
Así están las cosas…