Buenos pasos, pero faltan
Con financiamientos emergentes, el gobernador Quirino Ordaz Coppel viene enfrentando algunos de los muy graves problemas de equipamiento y funcionalidad en las clínicas y hospitales del sector salud de Sinaloa.
Actúa así, indudablemente, ante una exigencia y presión social crecientes, con señalamientos de numerosas irregularidades en la prestación de esos servicios.
Dirán los malquerientes que el Altoparlante de hoy es un cebollazo, pero a fuerza de ser sinceros debemos no solamente criticar lo que está mal hecho o no se hace, sino también reconocer cuando se corrige.
La remodelación en el Hospital General de Los Mochis, el financiamiento al Hospital Pediátrico de Sinaloa, y la dotación de equipo nuevo para el área de nonatos en el Hospital de la Mujer son ejemplos de esa disposición gubernamental para mejorar los servicios de salud pública.
Pasos muy positivos los que ha dado el ejecutivo estatal, pero tenemos que advertir que la magnitud del desastre en que operan nuestros centros médicos reclama de esfuerzos adicionales y urgentes.
Resulta no solamente increíble sino muy irresponsable encontrar hospitales que carecen no sólo del instrumental básico y medicinas, sino hasta de jabón y desinfectantes para mantener limpias las áreas de atención hospitalaria.
Plausible que el gobernador Ordaz Coppel destine recursos extraordinarios para paliar la situación, y que anuncie además medidas financieras tendientes a prevenir nuevos rezagos.
Pero junto con ello, deben asumirse correctivos no solamente administrativos sino incluso del orden penal, ante irresponsabilidades criminales que terminaron con la muerte de niños, por más que desvergonzadamente nos digan que esos fallecimientos fueron “normales”, y que la bacteria que en el hospital encontraron resultó solamente una casualidad.
Por citar solamente uno de los casos.
Ya hemos relatado en esta columna un sinnúmero de corruptelas y de infamias cometidas por quienes tienen en sus manos el destino de los servicios de salud pública de la entidad, y debe también en estos asuntos intervenir el mandatario sinaloense, pero ya.
Ordenar que las áreas responsables investiguen, que se corrija lo que se tenga que arreglar y que en su caso se proceda en contra de quienes resulten responsables.
No queremos flores de un día, sino acciones permanentes.
Como las flores que se echaron nuestros diputados locales, con los tan pregonados descuentos como apoyo para el Hospital Pediátrico, para luego salir con que mamita les dijo que siempre no.
Vaya ridículo, la verdad.
LA IMPUNIDAD CRIMINAL
Necio que es uno, nos resulta imposible dejar pasar las denuncias en contra de elementos de la Marina Armada de México por abusos cometidos en la zona serrana de Badiraguato, donde buscan al prófugo de la justicia Rafael Caro Quintero.
No vamos a negar que en ocasiones algunas de esas quejas resultan falsas y por intereses de los propios malosos, pero tampoco puede el gobierno pretender que siempre es así.
Son pretextos, y nada más; los integrantes de las fuerzas armadas han hecho lo que se les pega la gana, asesinando incluso gente inocente, y lo siguen haciendo porque nadie les pone freno.
Aunque se demuestren sus ilegalidades, no pasa nada.
Con la excepción, aceptemos, de algunos pocos casos que resultan escandalosos y con evidencias tan públicas que de ninguna manera pueden evadir.
Hay que repetirlo, aunque se indignen: tenemos un gobierno criminal.
Por supuesto, con el reconocimiento a los muchos militares y marinos que cumplen sus funciones con dignidad y legalidad; el problema es que los malos se hacen notar mucho más.