Repen…
Criticamos otra vez en nuestra columna anterior, miércoles pasado, que tenemos un gobierno criminal que protege a delincuentes con placa.
Reafirmación ante la reciente denuncia de abusos cometidos por miembros de la Marina Armada de México; lamentamos de nuevo que militares y marinos han asesinado a muchos mexicanos inocentes, y que esos y muchos delitos más están en la más vergonzosa de las impunidades.
“Tenemos un gobierno criminal”, señalé; pensaba otra vez que no podemos estar peor, y más rápidos que las investigaciones contra el pícaro Ricardo Anaya, nos vuelven a desengañar.
Los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación resolvieron que son legales los cateos a vehículos y personas sin orden judicial.
Ante la polémica generada, salen luego según ellos a aclararnos que esos cateos y revisiones sólo se pueden realizar cuando exista denuncia expresa o sospecha “razonable”, o bien cuando se esté en el marco de una investigación criminal.
Aclaración estúpida, porque cuando se les pegue la puritita gana, militares, marinos y policías podrán detenernos, vayamos a pie o en nuestros carros, y someternos a una revisión disque exhaustiva
Dirán que están investigando un caso, que recibieron una denuncia; que el señor tiene cara de malandrín, y aléguenle al ampáyer.
Una decisión de la Suprema Corte que los denigra y que los exhibe.
Están bien rependejos, no porque sean unos ignorantes incapaces de observar que ese acuerdo violenta la constitución y nuestros derechos humanos, sino porque con una perversidad para Ripley nos exponen a todos los mexicanos ante nuevos y peores abusos de autoridad.
Haciendo camino para que también resulte “legal” entrar a nuestras casas, sin orden judicial.
Por si usted no lo sabe, los ministros de la corte tienen un salario base mensual de 650 mil 741 pesos; más de 21 mil pesos diarios pagados por el pueblo, al que apuñalan sin misericordia y sin pudor.
No vaya usted a creer que es un error de interpretación; violentan nuestras garantías constitucionales a sabiendas, con toda la mala fe y el más absoluto de los valemadrismos.
Simplemente, se suman como cómplices al gobierno federal, a un presidente Enrique Peña Nieto y un Partido Revolucionario Institucional que tienen buen rato trabajando con descaro en contra de nuestros derechos humanos.
La Ley de Seguridad Interior, con facultades extraordinarias a militares, marinos y demás, son un claro ejemplo de esta repudiable e incesante embestida ilegal.
Así entonces, el título de nuestra columna de hoy aplica no solamente para esos desvergonzados ministros sino también para el mismo primer mandatario de la nación y para los directivos y legisladores priístas.
Para votar por los candidatos tricolores en la próxima elección, hay que tener una fidelidad partidista ejemplar, o ser también un rependejo; no generalizo, pues en todos lados hay gente buena y honesta.
No faltará por supuesto quien me acuse de ser un intolerante, pero tampoco es el caso.
He si doy seré siempre un defensor y partidario estricto de las libertades, y por supuesto que respeto la decisión que cada uno tome al momento de ir a las urnas.
Sin embargo, el periodista no solamente informa sino también orienta, en el reconocimiento tanto de las limitaciones como de las perspectivas individuales.
Muchas veces he dicho que cualquiera que gane la elección presidencial, seguiremos mal y puede que hasta peor.
Ninguno de los candidatos me resulta confiable, y por más que lo rechacen todos tienen una cola larga y hedionda.
Pero a fuerza de ser sinceros, debo advertir hoy que los del PRI, además de robarnos, nos matan.
Porque también tiene culpa el que le agarra la pata a la vaca.
Todavía no sé bien por quiénes votaré, pero sí les adelanto que no lo haré por nadie que represente a ese gobierno y a ese partido lleno de criminales y asesinos.