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El espejismo de las encuestas

Al iniciar las campañas de los candidatos a la Presidencia de la República, lo primero que hay que tener claro es que ninguno de los cuatro aspirantes tiene garantizado el triunfo, por muy bien ubicado que esté en las encuestas de preferencias electorales.

Ser el puntero absoluto en las encuestas no resuelve nada, a lo mucho sirve para aparecer como estelar en las portadas de los medios, pero en la política de la vida real no significa ninguna ventaja… Para llegar al poder hay que ganar la elección, no hay más.

A algunos les molesta que hablemos de este tema en estos términos, porque su candidato se ha mantenido durante todo el proceso electoral en el primer lugar de las encuestas y porque les parece que la referencia de nuestro comentario es directa hacia Andrés Manuel López Obrador.

Y efectivamente, lo es.

Aunque en realidad lo único que hemos hecho es decirles, con todo respeto, que si los partidos que postulan a AMLO no se preparan con una estructura eficiente que mueva a los ciudadanos y defienda el voto el día de la elección, lo más probable es que vaya directo a su tercera derrota, con todo y su indiscutible campeonato obtenido en todas las encuestas habidas y por haber.

¿Y por qué nos atrevemos a decir tal cosa?

Sencillamente porque las encuestas nunca han sido buenas consejeras cuando se trata de pronosticar el resultado de una elección.

Las encuestas sirven para muchas otras cosas, pero no predicen resultados electorales. Ejemplos recientes sobran: Ahí están el “Brexit”, el acuerdo de paz en Colombia, las elecciones generales de España y la derrota de Hillary Clinton en Estados Unidos.

Por lo tanto, reiteramos que las elecciones no se ganan con encuestas, y menos en una competencia electoral como la mexicana, donde las estructuras de los partidos suelen ser un factor determinante el día de la jornada electoral.

Sin embargo, es precisamente en nuestro país donde estamos viendo que las encuestas se han convertido nuevamente en una especie de espejismo electoral.

Y no sólo eso, sino que han sembrado una falsa expectativa de que cierto candidato ganará las elecciones porque mantiene una clara ventaja en la “intención de voto” de los ciudadanos entrevistados.

Así, los fanáticos de AMLO ya compraron la idea de que nadie puede arrebatarle el triunfo al tabasqueño porque todas las encuestas lo colocan en primer lugar, e incluso dan por hecho de que sólo con un fraude puede perder la elección.

Las encuestas, si son bien utilizadas, pueden ser muy útiles para que un partido o candidato refuerce o modifique su estrategia y defina hacia dónde orientará los recursos de su campaña y el despliegue de su estructura para atraer la mayor cantidad de votos.

Pero en la recta final de la contienda electoral, las encuestas no pueden ser un referente confiable para los ciudadanos y mucho menos para los partidos y candidatos.

Lo que realmente cuenta a estas alturas es la organización, el control y la supervisión de la estructura territorial que moverá el voto el día de la jornada electoral.

Así se preparan los candidatos y partidos que saben ganar elecciones… El objetivo son los votos, no las encuestas.

GRAFITI

Los candidatos al Senado, Mario Zamora, Rosa Elena Millán, Héctor Melesio Cuén y Manuel Clouthier arrancaron sus respectivas campañas desde el primer día.

En contraste, con el intenso activismo desplegado por los candidatos de la alianza Todos por México (PRI-PVEM-PANAL), de la coalición Por México al Frente (PAN-PRD-MC) y del aspirante independiente, el candidato de la coalición Juntos Haremos Historia (Morena-PT-PES) Rubén Rocha Moya prefirió descansar en Semana Santa, con el argumento de no interrumpir las vacaciones de las familias sinaloenses.

Es respetable la decisión de Rocha, pero en las campañas políticas, como ocurre en todas las actividades, los días perdidos (y en este caso fueron 4) no se recuperan jamás.

Por lo pronto, Zamora, Rosa Elena, Cuén y Clouthier, aprovecharon el período vacacional para saludar de mano y distribuir propaganda a miles de personas en las playas, sin tener que invertir un solo peso para reunirlos.

Cuestión de enfoque, mientras Rocha considera que hacer campaña en Semana Santa es molestar a la gente, sus adversarios se arriesgan y aprovechan todos los espacios… sobre todo si son gratuitos.


Ancla 1
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