Las 2 rutas de la sucesión
Las campañas han comenzado y solo hay dos rutas por donde se conducirá a los candidatos y a los electores. Todo lo que veamos y oigamos durante los tres meses de campaña, es parte de un guión ya escrito. Los ciudadanos solo legitimaremos la decisión ya tomada.
1.-El primer camino es muy simple y Jorge Castañeda lo escribió en su libro La Herencia cuando le preguntó a los expresidentes que tanto influyen los gringos y los grandes capitales extranjeros en la definición y elección del presidente mexicano. La respuesta coincidente es que no dan el nombre, pero si el perfil. Quien no es bien visto por los capitales extranjeros simple y sencillamente no es.
2.-Si la influencia del exterior es tal, porqué no preguntarse. ¿Acaso los gringos querrán un presidente de izquierda en México que termine de desestabilizar al país para poder apropiarse de sus riquezas, sobre todo el petróleo que ya nos compraron con la reforma energética?.
3.-Que no fueron los gringos quienes provocaron la llegada de la izquierda en Venezuela, en Brasil, en Chile entre otros y que no fueron los gringos quienes pusieron presidente en Irak, en Libia, mismos que después “se les rebelaron” pero cumplieron así sus objetivos. Desestabilizar su país para así los gringos tener la regencia de sus riquezas, sobre todo el petróleo.
4.-Alguien se ha preguntado porque casi en automático pasamos del Mexican Moment y de tener a un presidente reconocido a nivel mundial por sus reformas, a tener al presidente por todos pendejeado y vivir en medio de una fuerte indignación hacía el gobierno que será el sentimiento o emoción que pueda definir llevar “democráticamente” a un presidente de izquierda en el país.
5.-Pero la historia reciente nos dice que ya nos llevaron por ese camino, apenas en el año 2000. Qué no fue el gobierno de Zedillo, quien primero inundó de carros chocolates el país y luego en pleno proceso electoral empezó a decomisarlos. Que no fue Zedillo, quien en pleno proceso electoral “reventó” las cajas de ahorro popular quitándole sus ahorros a gente de clase media y baja entre otras acciones que indujeron a la gente a votar por el cambio y legitimar así la llegada de Fox –un presidente calificado de loco por cierto- y de la “democracia” al país.
6.-Hoy vale la pena preguntarse. ¿Por qué estamos indignados los mexicanos y en contra de quién?. ¿Será casual que ese sentimiento sea generalizado?.
La respuesta es muy sencilla. Los mexicanos estamos indignados por tanta corrupción e impunidad, por pagar altos costos por la gasolina, por la luz eléctrica, por tanta violencia en las calles y muertes que provoca, entre otras muchas cosas más. ¿Será todo esto causa de pura ineficiencia gubernamental?.
7.-Pero lo más grave aún contestarse. ¿Contra quién estamos indignados los mexicanos?. Estamos indignados contra Peña, contra Duarte o algún otro nombre de mandatario, o estamos indignados en contra del gobierno. Si es contra el gobierno estamos peor aún.
8.-Acaso nos hemos preguntado qué pasará si gana López Obrador la presidencia. ¿Tendremos gasolina de 12 pesos otra vez?. ¿Tendremos paridad peso-dólar de 11 pesos? ¿Se acabará la violencia, los muertos o el reinado de los narcos?. ¿Se acabará la corrupción y la impunidad?.
9.-La triste respuesta es que NO. No se ve que eso vaya a cambiar y lo mismo que provocará llevar a López Obrador a la presidencia será lo mismo que lo tumbará en su aprobación social?. Esa es la visión.
Gane quien gane la presidencia, el coraje y la indignación de los mexicanos no pasará. Eso sí, servirá para legitimar llevar a un personaje de izquierda a la presidencia. Esa es una posibilidad.
10.-La otra ruta, la segunda, es que efectivamente Peña se esté jugando se pellejo en su sucesión –aunque el peje dijo que no lo perseguirá pero Anaya sí-.
Si esta es una campaña donde todos van a luchar por conquistar el poder, entonces los pronósticos son reservados, porque en casi 90 días, muchas cosas pueden pasar y eso apenas está por escribirse. Hay que seguirlas de cerca.
Las campañas apenas empiezan.
Habrá que estar pendientes.