El debate del domingo
El resultado
El domingo 22 de abril los mexicanos estaremos ante el primer debate entre los candidatos presidenciales, entre quienes saldrá el próximo presidente de la república, y como todo en política cuenta, será un punto de contrastes donde no se sabe quién o quiénes son los que crecerán, los que no y quizá sirva para que desde ahora se despedirán de la contienda.
El debate entre los candidatos es atípico porque esta contienda ha resultado una campaña donde desde meses atrás las formaciones políticas y los candidatos se han perfilado y confrontado reiteradamente, lo que haces muy probable estemos ante la crónica de un debate anunciado, parafraseando al gran GarcíaMárquez, y que este debate resulte ser más de lo mismo.
Pero ¿Qué puede ocurrir? Primero que el candidato puntero reitere su discurso megalómano, superficial e irresponsable, que no le importe ninguna crítica y no rectifique tampoco los posicionamientos aberrantes que ha venido planteando, y que se aferre a suretórica anticorrupción y que este convencido que la ventaja que tiene en las encuestas lo van a mantener en la cima. Cualquier otra posición seria inverosímil.
Segundo, que el candidato del PRI se decida por una ofensiva radical contra AMLO que vaya másallá del contraste que ha adoptado en contra del tabasqueño y tendrá que seguir con ese contraste de “yo si te seré útil y los demás no, porque yo si se hacer las cosas” lo que le permitirá mantenerse en la pelea de lo contrario podría caer aúnmás incluso desaparecer del imaginario público como opción real.
Tercero que el candidato de “por México al frente” Ricardo Anaya de un paso decisivo planteando el problema medular del régimen priista, de la concentración de poder en una sola persona y en consecuencia de los poderes e intereses ominosos y omnipotentes que poseen el presidente de la república, los gobernadores y los presidentes municipales del país, fuente inevitable e inagotable de la corrupción, el deterioro de las instituciones y la disfuncionalidad del país que hacen fallar al estado.
La lucha retórica de los buenos y los malos es un pantano político que solo le darámás clientela electoral a AMLO por la sencilla razón que él representa ese discurso religioso que todo lo convierte en la lucha entre los buenos y los malos y él ya dijo que él era el bueno, tanto que es capaz de santificar y entronizar a lo más deleznable de la política nacional siempre y cuando lo apoyen a él.
Va a ser un debate muy difícil, donde solo Ricardo Anaya puede ser capaz de confrontarlo realmente, porque es el único que puede plantear un discurso distinto y alternativo, y tendrá que asumir que su salida exitosa no radica en confrontar directamente a AMLO, sino superarlo y reducirlo en su charlatanería política, pero eso no se logra más que haciendo propuestas profundas de cambio real, orientándose hacia el presidencialismo, proponiendo su agotamiento y sustitución inmediata.
Si Anaya no cae en la retórica falsa de la lucha anticorrupción de un cuerpo social totalmente descompuesto y se orienta por la construcción de una nueva república de un nuevo país, puede crecer y ganar. Ya veremos.