¿A cintarazos?
Un padre golpeador de sus cinco hijos, solapado por la madre.
El caso fue denunciado a la policía, que se llevó al papá ante los señalamientos de los niños.
En la Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes del DIF Sinaloa, una funcionaria que atendió el caso le dijo a la mamá que “a los niños hay que enseñarlos a obedecer; yo por eso a cada rato les doy de cintarazos a mis hijos, para que aprendan”.
Y ordenaron rapidito la liberación del papá; que porque el problema son los chamacos.
Hoy les relataremos esta triste historia de una infamia más, particularmente en lo que se refiere a la actuación del gobierno que se pasa por el arco del triunfo sus obligaciones de velar por el bienestar de nuestros niños.
José Alán, de catorce años; las cuatas Guadalupe Lizeth y Guadalupe Lizbeth, de 13; Benito, de diez, e Irasema, de cinco años, viven presos del miedo y no quieren estar en su casa; unos de ellos están con una de sus tías y otros con los padres de un amigo que se compadecieron de sus problemas.
Nos enteramos de este drama el lunes por la tarde; Cristóbal René llegó a su casa, golpeó a su hijo Benito y lo encerró en un cuarto; sus hermanos huyeron a una casa vecina, en busca de protección.
Se denunciaron los hechos al 911, y la policía acudió al fraccionamiento Santa Fe, y habló con los padres, a las puertas de su casa por la calle Paseo Santa Elodia.
Los vecinos denunciaron los continuos maltratos a los menores, y éstos en voz propia lo confirmaron ante los policías.
La señora María Angelita defendió a su esposo y negó los maltratos; los agentes seguían platicando, hasta que Cristóbal René les advirtió que le bajaran porque “yo tengo gente”.
Y entonces los gendarmes dejaron dos opciones: o se llevan al papá para que responda ante la autoridad competente, o se llevan a los muchachos al DIF, para su custodia y el posterior deslinde de responsabilidades, con la advertencia de que esta segunda alternativa llevaría luego a la primera.
Se subió entonces al padre maltratador a la patrulla; acudieron luego la mamá y vecinos a la procuraduría del DIF, y la funcionaria que atendió el caso dijo que los cintarazos son necesarios para que los niños aprendan, y regañó a los vecinos que intercedieron a favor de los niños. Que no se metan; si reciben a los muchachos en sus casas serán acusados por el delito de sustracción de menores.
El padre no tiene ninguna culpa, dijeron en la procuraduría, y ordenaron su liberación.
¡Y eso que les pagan por defender a los niños!
Confieso mi indignación y mi coraje por estos sucesos, y en lo particular por el proceder de quienes se supone tienen la responsabilidad y la obligación de velar por nuestros muchachos.
El gobernador Quirino Ordaz Coppel debe intervenir de inmediato para corregir, y evitar que estas infamias oficiales se sigan cometiendo.
Por supuesto, los funcionarios involucrados alegarán lo que les convenga, pero los hechos están ahí, irrefutables y con testigos.
TRAVESTISMO CONFIRMADO
Confirmación documental del tráfico de influencias y la irresponsabilidad criminal del senador panista Francisco Salvador López Brito y la Secretaría de Salud en Sinaloa.
Esta dependencia respondió a una solicitud de información que planteamos, y nos dice que la señora María Guadalupe Gastélum Armenta tiene desde el primero de julio del año pasado una base sindical como psicólogo clínico, con un sueldo mensual de 25 mil 933 pesos.
Sindicalización inmediata e ilegal, no solamente por su apresuramiento sino porque la esposa del senador López Brito es egresada de la licenciatura en Psicología Social Comunitaria, que nada tiene que ver con sus responsabilidades en el Centro Integral de Salud Mental de Los Mochis, donde atiende pacientes con trastornos mentales crónicos.
A la ilegalidad del tráfico de influencias, hay que sumar la irresponsabilidad criminal en que se incurre por la usurpación de funciones, con nombramientos que simplemente se dan para quedar bien con el influyente legislador travesti.
¿Habrá correctivos y castigo para los responsables? Quisiéramos que sí, pero ya sabemos que les vale.