EL AEROPUERTO… DE NUEVO
Los errores
Hay personas que pasan por la vida creyendo que pueden decir y hacer lo que quieran sin hacerse cargo de sus consecuencias, pero las cosas no son así y menos en la política, y en el caso de AMLO ya lo hemos advertido que pueden ser sus propias palabras las que poco a poco lo desvelen y reduzcan, quizás hasta perder la presidencia de la república.
Un caso, lo dijimos hace semanas, es el del nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) , sobre el que AMLO profirió un montón de juicios sobre el mismo y concluía que sería cancelado, que los servicios que tenía programados se atenderían en una base militar y las terminales uno y dos del actual aeropuerto.
Luego lanzó campañas intensas bajo supuestos argumentos tecnológicos que hacían inviable la construcción del aeropuerto, los daños que sufriría con el tiempo, lo oneroso que será, decía que se embargaban los fondos de pensiones aun cuando la ley sobre el manejo de los fondos autoriza la búsqueda de rentas financieras con inversiones, que era un gran negocio de funcionarios del PRI y el gobierno, etc… para decir ahora que el aeropuerto no debe ser concesionado.
Cuando presentó la “genial” idea de detener la construcción del AICM, aquí dijimos que sería uno de sus peores errores precisamente porque fue un proyecto que se desarrolló durante 20 años y maduró por encima de todos los obstáculos, mismos que ahora argumenta el amlovismo.
Ha sido a raíz de esta idea que promovió AMLO donde han surgido sus mayores dudas y adversarios sobre la responsabilidad y seriedad en cuanto a la conducción del país, que lo han llegado a estigmatizar al extremo, hasta llegar a sus adversarios más enconados y rabiosos, como el desatino de Ricardo Alemán.
López Obrador es incapaz de decir “se puede llegar a un acuerdo” ya ni se diga un “disculpen, me equivoque”, es decir, aceptar argumentos de otros o incluso admitir que no tiene contrapropuesta para algunos temas como es el caso del aeropuerto.
No, AMLO no es así, AMLO siempre ha sido como se está reflejando, un personaje intolerante, obcecado, necio y brutalmente abusivo que raya en la soberbia mesiánica de considerarse el autor y guía de la tercer república, como si el mundo no fuera lo que es ahora y sus ideas fueran coherentes para confrontar lo que dice enfrentar, como por ejemplo ahora el caso del AICM.
La insistencia de que a toda cosa, bajo cualquier argumento que le surja, el transporte aéreo en la Ciudad de México sea como él dice es el retrato vivo de su terrible complejo de poder, y por eso, por ese gran retrato que él mismo esboza, que ejerza el poder en un régimen presidencialista como el que tenemos puede ser letal. Más claro… peor que ahora.