EL DEBATE
De los senadores
Talento sobraba en la mesa de los candidatos al senado de la república por Sinaloa, que este martes se reunieron para deliberar sobre sus propuestas y vaya sorpresa cuando ninguno presentó un diagnóstico del país ni de Sinaloa, lo que derivó en una suerte de guerra verbal con ataques personales a diestra y siniestra, algunos verdaderamente sin sentido.
De entrada, cuando debieran establecer el marco general referente de los temas que veníamos a tratar cuando hicieron sus presentaciones y en general ninguno atinó en definir por qué no es viable ahora ninguna de sus propuestas precisamente por la magnitud de los problemas, cuestión que hubiera dimensionado y relativizado todos los aportes puntuales de los que hablaron.
De entrada, sólo Cuén y Rocha atinaron a exponer sobre las reformas estructurales, el primero relativo al TLC, en este momento a debate, y que es trascendental para la vida económica del país y asunto relacionado a los problemas internacionales como los dreamers y remesas y sobre política interior, pobreza, violencia y empleo.
En cuanto a Rocha, él dijo que pertenecía a un movimiento transformador y que echarían abajo las reformas estructurales, crear un sistema anticorrupción y, como Miguel de la Madrid, moralizar la función pública.
Clouthier y Mario Zamora centraron sus discursos en sus personas. El primero expuso que él era independiente porque el dinero público debería ser para obra pública y el segundo se refirió a sus virtudes personales y que él sí podría hacer las cosas.
Los temas fueron los tradicionales de economía, política pública, seguridad y combate a la corrupción, sobre los cuales más que profundizar en ella, se desataron una suerte de señalamientos y golpes bajos que llevaron a la confrontación a un punto de reyerta más con el ánimo de descalificar.
Lo más chusco del ensayo fue cuando apareció el profe Rocha como el mirlo blanco parafraseando a Salvador Díaz Mirón, cruzando el pantano y haciendo chiquita a la purísima concepción, rematando con expresiones de AMLO de que no roba, no miente, no engaña, como si con un mesías no bastara.
Y quien tocó el problema toral del país fue Manuel Clouthier, cuando insistió sobre el rol del poder ejecutivo como causa y efecto de las consecuencias con las políticas públicas, la administración pública y la corrupción, precisamente porque allí radica el problema principal del país.
Mientras no se termine con el presidencialismo, con la forma absolutamente vertical de ejercer el poder público y el ejecutivo tenga tantas facultades y capacidad de decisión, se pueden alternar los presidentes que quieran pero no habrá cambios reales como fue el caso del señor de la botas que acabaría con las víboras y tepocatas y luego el que se creyó general y ahora puede llegar el iluminado creyendo que puede ser rey bueno cuando el reino está podrido. Eso creo.