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¿Quién va segundo?

Llegamos a la última semana previa a la elección, con Andrés Manuel López Obrador perfilado en nuestra opinión como casi seguro ganador de la contienda presidencial.


Si José Antonio Meade Kuribreña y Ricardo Anaya Cortés quieren tener posibilidades de ganar, están obligados a vencer la incertidumbre que se tiene sobre quién de ellos está realmente en el segundo lugar.

Les urge convencer, en busca de sumar el mayor número posible de eso que se llama como votos útiles, que en buena parte se ejercen para evitar que otro candidato gane, y que en este caso claramente resulta ya saben quién.


La percepción que parece comenzarse a generar es a favor del candidato priísta Meade Kuribreña, con acomodos panistas a su favor.


La preocupación principal de buena parte de ellos es la de que no gane el tabasqueño, y lo demás es lo de menos.


Falta ver si les alcanza, con el ciudadano o con el panista.

Mientras tanto, ya sabe usted si se carcajea o se mortifica, el Instituto Nacional Electoral nos dice que el programa de resultados preliminares de la elección del próximo domingo será más lento que de costumbre; son muchos más los votos a contar, y tendríamos que esperar hasta el lunes para conocer bien quiénes ganaron.


Tanto que nos presumieron que tendríamos ganadores la misma noche del domingo, para resultar ahora con que sería hasta un día después.


A menos, claro, que tengamos desde el comienzo una tendencia muy clara que haga innecesario tener que esperar hasta el lunes.


Disculparán que reitere que este proceso electoral es el que más me ha divertido, tratándose de una cosa tan seria, pero ni modo de eludir el chiste genial que José Antonio Meade soltó durante su evento de cierre de campaña de ayer en Toluca: el PRI se transformó y cambiará el rumbo del país en certidumbre y prosperidad.


Ya sabemos que son cochis, pero por qué tan trompudos.


De López Obrador, también resulta de risa loca la acusación con que MORENA pretexta que el cierre de campaña del candidato presidencial en Veracruz haya tenido una asistencia miserable, con grandes espacios vacíos.


El gobernador de allá les tiene un odio jarocho, y les boicoteó los acarreos.


¡Hágame usted tan recabrón pretexto!

Varios de los actos recientes de AMLO han sido poco concurridos, con la inevitable señal de que no andan tan fuertes como presumen.


Ricardo Anaya, por su parte, enfrenta al interior del PAN y hasta desde el PRD manifestaciones de rechazo que hacen naufragar sus posibilidades.


No pudo librarse de las acusaciones del lavado de dinero, y se perfilaba como el tercer lugar en la disputa presidencial.


Lo anterior para nada implica que deje de dar la pelea.


Sigue en la lucha, que no le resulta fácil si como se vislumbra encontrará deslindes públicos de panistas que anunciarían públicamente su respaldo a favor de Meade Kuribreña.


La mafia del poder, dijera el supuesto prójimo prejidente, maniobrando a todo lo que da en busca de volverle a ganar.


Recordemos que, en el año 2006, gobernadores y dirigentes priístas terminaron traicionando a su candidato para respaldar a Felipe Calderón Hinojosa e impedir que el peje ganara oficialmente la elección.

Intentan ahora repetir la historia, pero en sentido contrario.


Ancla 1
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