¿Y qué esperan?
Dos reos de alta peligrosidad fugados de la cárcel local, disfrazados de policías que pasaron sin problema por un montón de controles de “seguridad”, demuestran con mucha claridad la corrupción que persiste en el sistema.
Los dejaron pasar, una y otra vez, hasta que salieron por la puerta principal.
Son muchos los responsables de la fuga, y por puro sentido común hay funcionarios y altos mandos coludidos.
Todos los policías que ahí trabajan se conocen bien, y conocen también a los reos.
Los reos que se fugaron se disfrazaron con uniformes policiacos, pero no se hicieron cirugía plástica; pasaron las revisiones por complicidades evidentes de los vigilantes y de sus jefes.
El gobernador Quirino Ordaz Coppel debe actuar con energía y con decisión en contra de quienes resulten responsables.
Que no nos insulten con charalitos usados como chivos expiatorios; hay peces gordos corruptos, y contra ellos deben darnos ejemplo y certidumbre.
Suponiendo sin conceder que no hubo corrupción, entonces son hartamente pendejos.
Y para el caso es lo mismo.
No nos sirven ni los corruptos ni los tontos.
Hay que darles gas, de inmediato.
NI QUE FUERA GRIPA
Le sobra razón al diputado Roberto Cruz Castro, de que en el que aún es su partido se han cometido una gran cantidad de corrupciones que se tradujeron en un importante rechazo ciudadano en el pasado proceso electoral.
El término PRIAN ubica a estos dos partidos políticos como iguales.
Y lo son; la diferencia es que los tricolores han gobernado muchos más años que los panistas.
Se lanzó el “Wero” en contra de casi todos los chacalosos del blanquiazul, y los puso como palo de gallinero.
Que transpira también por la herida, ninguna duda hay de ello.
Lo ningunearon gacho en el reparto de las candidaturas, en ese juego de vencidas tan repetido en la confrontación y en los desenlaces.
Coincido con los señalamientos de que Cruz Castro suena a morenista, y que coquetea con el partido de ya saben quién.
Está en su derecho, y falta ver si allá lo cobijan.
Como sea, cabe la reiteración de que el PAN y el PRI requieren con urgencia de cambios de rieles; deben preocuparse por el pueblo, y demostrarlo con acciones.
O que se despidan para siempre.
TRANSA CRIMINAL
No se cansa López Obrador de contradecirse y de insultar al pueblo de México.
Tanto que algunos de sus cercanos intentaban explicarnos que el peje no quiso decir lo que dijo sobre la amnistía a integrantes de la delincuencia organizada, para que formalmente resulte que sí quieren incluir perdón para narcotraficantes, asesinos, secuestradores, violadores y demás.
Con la sobadita de que habrá consulta y será “el pueblo” el que decida, con la participación de quienes supuestamente son especialistas en esos asuntos.
No hay más de dos sopas: el tabasqueño transó con los delincuentes y no puede zafarse tan fácil, o está rematadamente loco; quizás las dos.