Alcalde ladrón : autoparlante
Altoparlante
Alcalde ladrón
Por Juan Manuel Partida Valdez
Cientos de denuncias se han hecho sobre atracos impunes en el corralón de Culiacán, y todo sigue como si nada, sin el castigo de los responsables.
Autos y motocicletas “desaparecidos” o desmantelados, y decenas de incendios “accidentales” implican una corrupción innegable y una complicidad evidente por las autoridades municipales, pasando por la dirección de Tránsito hasta llegar al propio alcalde Jesús Estrada Ferreiro.
Nuestro presidente municipal de ninguna manera es ignorante ante estos robos tan descarados, porque han sido públicos y reiteradamente señalados en muchos medios de comunicación.
El más reciente caso, igual que muchos más, el del propietario de un vehículo que tras ser chocado fue llevado al corralón, y que al intentar recogerlo lo encontró completamente desmantelado, sin puertas, sin asientos, sin llantas, sin motor ni accesorios.
No hay forma de que el ayuntamiento eluda su responsabilidad en estos despojos.
Las clausuras temporales de la pensión y los ridículos pretextos legales para no castigar a los ladrones son evidencias muy claras de que nuestras autoridades prefieren hacerse tontas que evitar que esos robos continúen.
Estrada Ferreiro es la cabeza del gobierno, y en él recae la principal de las complicidades por acción o por omisión, pero es un cínico completo que se presume muy honesto y que en ello pretende reelegirse en el cargo.
En eso se le vio el sábado con el hipócrita mayor, implorando al dueño del dedo por una “encuesta” que lo favorezca.
A SUMAR O RESTAR
Para mañana martes está programada la definición de candidaturas a presidentes municipales y diputados locales en Morena, con el pronóstico de tormentas por quienes no resulten beneficiados por el dedazo de ya saben quién.
Sobrarán los incomprendidos, por más que el mesías haya venido este fin de semana a ordenar respeto total a sus designios divinos.
LÓPEZ GENOCIDA
Buen rato tenemos en México viendo que la política funciona en sentido contrario de lo legal, de lo justo y de lo necesario.
Un gobierno que financia mensualmente a los que no estudian ni trabajan y hasta a quienes delinquen, pero que abandona a quienes se esfuerzan por trabajar y ganarse la vida honestamente.
Un país en el que oficialmente se defiende y exige respeto a los derechos humanos de los narcos; en el que se postula como candidato a gobernador a un acusado formal y repetidamente como abusador sexual, y en el que el gobierno asesina a miles de niños y mujeres dejándolas sin tratamientos y sin medicinas, sólo porque el presidente prefiere gastar el dinero del pueblo en sus caprichos personales y electoreros.
El remedo de democracia donde un dictador exige en público a los diputados y senadores que ni una coma le muevan a sus iniciativas legales, y que es abyectamente obedecido.
Su alteza serenísima que ataca a jueces que defienden la legalidad y resuelven asuntos en sentido contrario a los intereses de la cuarta transformación.
El uso de las instituciones “públicas” para perseguir, chantajear y amenazar a los adversarios políticos.
Un cacique que exige de toda la prensa fidelidad absoluta, y que descalifica e insulta a todos los que nos atrevemos a disentir.
Las numerosas corrupciones documentadas de AMLO y sus discípulos, impunes en medio de una incomprensible pasividad de los partidos políticos de “oposición”.
Un AMLO que pasó de todas las soluciones a todos los pretextos.
En apretado resumen, ese México al revés tristemente lleno de cinismos y complicidades por millones de ciudadanos que se sienten honrados de tener un presidente asesino y ratero, y con la gran mayoría de las encuestas favorables al Morena empeñado en destruir nuestro presente y nuestro futuro.
PRI, PAN y PRD cobardes y faltos de voluntad para cuidar al pueblo del más rufián de los presidentes.
La valentía de miles de ciudadanos dispuestos a defender las verdades incómodas no ha hecho, hasta ahora, la diferencia que a nuestra patria le urge en términos de conciencia social.
Qué tan difícil puede ser, por ejemplo, convencer a algunos de los miles que han perdido la vida de sus familiares por las decisiones irresponsables y criminales de López Obrador.
Denunciarlo formalmente por sus asesinatos ante las instancias locales aunque sepamos que son leales al emperador, y acudir también a la Corte Penal Internacional señalándolo como responsable por genocidio y crímenes de lesa humanidad.
Eso sería lo correcto, pero les falta valor a quienes están en condiciones de proceder.
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