Altoparlante

Cadena de oración

Por Juan Manuel Partida Valdez

Puntualicemos que personalmente deseo a todos, sin excepción, lo mejor en esta pandemia, incluido el presidente Andrés Manuel López Obrador.

No somos mezquinos ni deshumanizados, como sí lo son el mesías y muchos de sus chairos.

Con oficialmente más de 150 mil fallecidos y en realidad cuando menos el doble, muchos de esos casos sucedieron y siguen ocurriendo precisamente porque a Lopitos no le importa ni siquiera un poco el cuidar la salud y la vida de los mexicanos.

Por eso la cancelación de numerosos tratamientos médicos y por eso no se compran muchas medicinas que millones de niños y adultos necesitan por fuerza para continuar viviendo.

Las negligencias criminales se han dado una tras otra, y negarlo refleja el valemadrismo y los otros datos ya característicos.

Oficialmente vamos requetebién, con la pandemia domada desde marzo y “éxitos” continuos que nos ponen supuestamente como ejemplo de eficacia mundial.

Nos siguen presumiendo, a pesar de que tenemos más de una semana con promedios diarios de mil 500 muertes por coronavirus, más las que no se reconocen.

Como si hubiera alguna duda, México aparece otra vez en el último lugar en la atención a la pandemia por los 53 países más desarrollados del planeta.

Y estuviéramos peor, pero no se analizaron más naciones.

La vacunación es otra etapa llena de mentiras.

Muchos miles de trabajadores médicos siguen esperando su primera dosis, que ya se la dieron a más de 30 mil siervos de la nación y a maestros de Campeche.

Con todo descaro, la política y los intereses electorales del morenismo tienen prioridad sobre la salud nacional.

Con muchos casos conocidos de “influyentes” que ya fueron vacunados, sin tocarles.

Otra maroma, la de la supuesta compra de una vacuna rusa que no está certificada y cuya eficacia falta por determinar de manera científica.

Es una simulación más de esas que les encantan al führer y a sus compinches.

La pretensión de que están tremendamente preocupados por el pueblo.

Cuánto me duele ver a tanta gente que se ha ido o está enferma, y me indigna ver a muchos de los adoradores de AMLO asegurar que está haciendo las cosas de maravilla.

No se cansan de ser hipócritas, y quien esto escribe no descansará en reclamarles esa actitud cómplice y asesina.

Tanta lambisconería sólo sirve para que el gobierno nos siga engañando y matando, sin pudor y con impunidad.

¿De verdad se sienten bien los chairos, matando a más mexicanos?

No insistan pues con esos reclamos absurdos de que roguemos todos por la salud del presidente.

Vergüenza les debiera dar.

Se lo recordaremos cuantas veces sea necesario, porque a nosotros sí nos duele que muchos mueran por culpa de un mal gobierno y un presidente inútil e irresponsable, y porque tenemos la obligación de procurar el bien de la nación.

Ningún ánimo hay de estar fregando; simplemente, lo correcto es llamar a las cosas por su nombre, aunque algunos se enyerben.

Con nuestra plegarias, aquí sí, de que no cunda el pésimo ejemplo del morenismo, de que lo injusto nos resulte indiferente.